Despertar
Me despedí como de costumbre de mi esposa y mi hijo para abordar la camioneta de Carlos, este pasaba todos los días a recogerme para ir al trabajo, conocí a Carlos cuando ambos entramos a aquel centro de aventuras eco turísticas con la aspiración de convertirnos en guías de aventuras. Ambos logramos pasar el entrenamiento, pero antes de cumplir el año trabajando como guía me ofrecieron una posición en el área de ventas la cual acepté.
Aun así, en ocasiones de alta demanda cambiaba la camisa de mangas
largas por un traje de neopreno y me lanzaba a la aventura. Ese día sería uno
de ésos.
Sería un domingo de mucha actividad y me pidieron acompañar a dos
guías más con un grupo de unos quince turistas a hacer canyoning o
barranquismo, que es básicamente seguir el recorrido de un rió desde la montaña
utilizando en ciertos puntos la técnica de descenso con cuerda o rapel para poder descender en algunas cascadas. La actividad más extrema que el centro ofrecía.
En esta ocasión saldríamos después del almuerzo, un recorrido de
media hora montaña arriba en un jeep safari nos dejaría en el punto de partida,
desde aquel camino descenderíamos unos quince minutos hasta la ribera del río,
caminaríamos por otros diez minutos hasta una cascada de unos nueve metros de
alto y allí empezaba la verdadera diversión. Había que saltar, sabíamos que
muchos lo harían gustosos, pero otros necesitarían algo de tiempo para
decidirse a hacerlo, un tercer grupo tendría que ser bajado con las cuerdas.
Por desgracia para nosotros solo cuatro saltaron sin problemas, el
resto necesitó de una terapia psicológica y motivacional para saltar o incluso
ser descendidos.
Continuamos nadando por el cauce del río, en un lugar acordado sacamos a los turistas del agua antes de la próxima cascada, en esta ocasión descenderíamos
a una saliente que estaba veinte metros por debajo de nuestra actual posición y una vez ahí caminaríamos
unos metros hasta la tercera cascada, una de cuarentaicinco metros de altura.
Mientras preparábamos las cuerdas escuchamos un ruido extraño,
vimos aves salir de la vegetación en grandes bandadas mientras uno grupo de
árboles se sacudían.
-¿Que fue eso? Pregunté
-No tengo ni idea. Respondió. Simón.
-Vamos señores, se van a volver locos ahora, eso tuvo haber sido
un árbol que cayó. Intervino Albert, para aplacar la incertidumbre que crecía
en los clientes.
-Rainer tu iras primero.
Accediendo a la petición de mi compañero preparé la cuerda a
través de la figura ocho y descendí. Al llegar a la saliente me quité la soga y
silbé a mis colegas para que empezaran a enviar los turistas, pero no hubo
respuesta, sacudí la cuerda con fuerza un par de veces, nadie respondió.
Entonces escuche gritos de horror en lo alto de aquella pared
rocosa, las cuerdas se sacudieron con violencia, entonces vi a uno de los
turistas volar por los aires y caer en la saliente. Lo mire con espanto y antes
de darme cuenta un segundo cayó a mis espaldas. Volví a ver hacia arriba, se
escuchaba un gruñido extraño entre los gritos de desesperación, vi algo pasar
rápidamente, parecía un brazo enorme, la segunda vez que lo vi note que en
efecto era un gran brazo terminado en lo que parecía una pinza de cangrejo con
tres dedos, golpeó a Simón lanzándolo al vacío, el no cayó en la saliente
sino que siguió hacia abajo, hacia las rocas en el fondo de la tercera cascada.
De
pronto los ruidos cesaron, todo quedo en una tétrica calma, tenía miedo de
llamar, no sea que lo que atacó a los demás me atacara a mí también. Me senté
un momento para aclarar mis ideas, voltee para revisar a los turistas, ambos estaban muertos, estaba solo en aquella saliente en presencia de dos
cadáveres.
Pasó una media hora, entonces me levanté, empecé a trepar por una
de las cuerdas mientras usaba la otra como línea de vida. Cuando logré subir me asome lentamente, la escena era grotesca, había
cadáveres, partes de cuerpos y sangre esparcidas por todo el lugar, yo era el único
sobreviviente.
Localicé la mochila impermeable, de esta tomé la radio y pedí
ayuda al centro, nadie respondió, cambié a otras frecuencias y el resultado fue
el mismo. Vacié la mochila y la llené solo con lo que consideré prudente,
incluyendo un pico de alpinismo que tome en calidad de arma y por su puesto la
radio, necesitaba viajar ligero de regresó al centro.
Preparé las cuerdas, para completar los dos descensos a rapel. Ya
al lado de la caída de la cascada mayor me topé con el cuerpo de Simón, lo saqué
del agua para dejarlo en un lugar donde el rio no fuera a arrastrarlo, fue un
momento difícil y emocionalmente incómodo, pero había que hacerlo, seguí toda
la rivera del rio, en ocasiones nadando, hasta la parte trasera del centro de
aventuras, era en esencia el recorrido que hubiéramos hecho con los clientes.
Cuando llegué al lugar de inmediato noté que no había nadie, por
lo menos no vivo, a la distancia vi varios cadáveres, por lo que asumí una actitud
más furtiva, pasé por detrás de los establos y entre por la puerta trasera de
la cocina.
Algunas de las hornillas industriales seguían encendidas quemando
la comida que había sobre ellas, claro indicio de una salida imprevista, vi un
par de cuerpos más, los reconocí de inmediato, eran el carnicero y la chef del
lugar.
Al verlos de cerca vi que aparentemente habían sido atacados por
algo como un animal, estaba llenos de cortes como de garras, el carnicero tenia
aun en sus manos un enorme tajador de carne curvo, por lo visto trato de
defenderse de lo que fuera que lo atacó, tomé el cuchillo de sus manos y avancé
hacia el comedor, abrí la puerta con lentitud.
Vi un animal que jamás había visto en mi vida, era como un
tiranosaurio pero pequeño, no más de un metro de alto, sus patas eran delgadas
pero musculosas, tenía una cola corta, su cabeza parecía mas la cabeza de un pez
con grandes dientes y enormes ojos rojos sin pupilas, sus brazos también
delgados exhibían grandes garras y sobre su espalda había una especie de cresta
con grandes púas. La textura de su piel daba el aspecto de estar en carne viva.
Esta criatura estaba sobre una mesa, comiendo de lo que había en
ella, un segundo vistazo me permitió rectificar que lo que aquello comía no
eran restos de comida sino de una persona. Regrese a la cocina, traté de rodear
por fuera pero habían cuatro de esas cosas por lo que me vi en la obligación de volver, tomé un sartén, me paré en la puerta que conducía al comedor y lo arrojé hacia unas mesas para distraer a la criatura, pero esta siguió la trayectoria
de donde vino el sartén y me vio.
Lanzó un chillido horrible enfilando hacía mi a gran velocidad, cerré
la puerta y corrí tan rápido como pude en dirección a la salida trasera, pero
esa cosa dando grandes saltos me cortó el camino, decidí regresar y una vez más
me cerró el paso, era rápido además de inteligente, no tuve más opción que
enfrentarlo.
Tome el pico en mi mano izquierda y el tajador de carnes en la
derecha, nos estudiamos por un momento. Rayos si era fea esa cosa, lanzó un par
de zarpazos los cuales esquivé, traté de atacar pero se puso fuera de mi
alcance rápidamente, entonces saltó hacía mí, me agache permitiéndole pasar por
encima, cuando se dio vuelta le asesté un golpe con el pico justo en su fea
cabeza y por raro que suene le saltaron chispas. El horrible ser chilló de nuevo
mientras se estremecía, aproveché para seguir atacándolo con el cuchillo,
gritaba sin sentido mientras lo golpeaba una y otra vez hasta que no se movió
más.
Retrocedí un momento esperando que hiciera algo, al confirmar que
realmente estaba muerto, me acerqué con cautela para examinarlo, retiré el pico
e inspeccione el sitio de aquel primer golpe, vi que había algo incrustado en
su cráneo, algo que parecía una pieza de equipo electrónico esto me desconcertó aun mas.
Regresé al comedor, ya con el área despejada avancé hasta la
entrada del comedor, mi plan era llegar hasta la recepción. Desde allí vi más indicios de
peleas, algunas de esa cosa estaba tiradas, por desgracia habían más cadáveres.
Decidí moverme por el área de las habitaciones, escondiéndome
entre matorrales, logré llegar a mi destino.
El lugar estaba destrozando, pero los teléfonos aun funcionaban.
-Alicia ¿Están bien?
- ¡Rainer! Estaba tan preocupada, el pueblo es un caos y solo se escuchan
disparos gritos y sirenas.
- ¿Han dicho algo en las noticias?
- Nada concreto, solo dicen que se mantengan en sus casas, que eviten
estar cerca de ventanas y que esperen más información.
- ¿Solo eso?
-Sí, han repetido lo mismo en varias ocasiones, eso y que estamos
siendo víctimas de una amenaza de origen desconocido.
-Ni que lo digas. ¿Y Nicholas?
-Aquí esta, gracias a Dios lo ha tomado con calma.
-Déjame hablar con él.
-Hola papá.
-Hey Nick ¿Cómo van todo?
-Bien, eso creo. ¿Ya viste esas cosas?
-Sí y hasta acabé con una.
- ¿¡Que!? ¡Mamá papá mato uno de esos bichos raros! ¿Cuál fue?
- ¿Como que cual fué?
-El que parece lagartija, uno de los gordos, el que tiene cara de pez…
-Ese, el cara de pez. Respondí disimulando mi preocupación. Habían
otro tipo de criaturas quizás peores que las que había visto.
-¿Cómo lo hiciste? Son muy rápidos.
-Me alejé y cuando saltó me agaché para que pasara sobre mí,
cuando se dio la vuelta lo golpee justo en la cabeza.
Alcancé a escuchar a Alicia pedirle el teléfono al niño.
-Escucha Nick, quiero que busques tu bate de beisbol, el de metal
y lo tengas contigo, eres el hombre en casa y debes proteger a tu mamá hasta
que yo llegue, ahora déjame hablar con ella.
-¿En serio matarse una de esas cosas?
-Sí, pero ahora quiero que se queden en la casa, si es necesario
cubran las ventanas con mesas o lo que sea, yo veré cómo consigo un vehículo.
-¿Tienes tu móvil?
-No, está en mi casillero, esto me atrapó en medio del río, todavía
llevo puesto el traje de neopreno.
-Ten cuidado, llámame para saber que estás bien.
-Descuida estaré bien.
-Escuché que la avenida Basilis esta obstruida no vengas por ahí,
creo que puedes usar la calle que cruza por detrás de la plata de agua.
-Listo, gracias por el dato.
-Cuídate.
-Así lo hare, te amo.
-Te amo.
Esa conversación me dio tranquilidad, mi familia estaba a salvo,
ahora podría concentrarme en salir de aquí y reunirme con ellos. Para ese momento la
pregunta en mi cabeza fue obvia. ¿De dónde vienen esas cosas?
Me desplacé tan sigilosamente como pude, aunque tuve que enfrentar
otra de esas cosas, la técnica de dejarles saltar por encima para atacarles al
caer daba resultado y esa cosa electrónica en su cabeza definitivamente era su
punto débil.
Cuando estaba llegando a los casilleros vi la camioneta de Carlos,
no creí que si evacuaron el lugar el haya dejado su amada camioneta abandonada,
así que pensé lo peor.
Al llegar a los casilleros me cambié rápidamente, vi que el
casillero de Carlos seguía con candado, utilizando el pico lo rompí, como
esperaba la llave del vehículo estaba dentro. Continúe con la estrategia del
sigilo hasta llegar a la camioneta,
cuando abrí la puerta me llevé tremendo susto algo atrapó mi pié, si no
hubiera sido porque había puesto mis armas sobre el techo del vehículo le
hubiera cortado la mano a Carlos quien estaba escondido debajo del mismo.
-¿¡Que es lo que quieres!? ¿¡Matarme de un susto!?
-Tú eras el que me iba a matar del susto, pensé que alguien se quería
llevar a mi bebe. Dijo Carlos mientras salía arrastrándose.
-De hecho esa era la idea. ¿Sabes que sucede?
-No, habíamos regresado del rafting, guardamos los botes, nos
cambiamos, fuimos al comedor a acompañar a los clientes, lo de siempre,
entonces esas cosas aparecieron, todo el mundo salió corriendo al mismo tiempo,
un verdadero y horrendo desastre, cuando logré llegar a la camioneta fue que recordé
que la llave aún estaba en el casillero, pero más de esas cosas aparecieron y lo único
que se me ocurrió fue esconderme. Pensé que se irían cuando los que pudieron
escaparon, pero se quedaron aquí dando vueltas sin sentido y comiendo todo lo
que pudieran incluyendo a los cadáveres.
-Hablé hace poco con Alicia y me dijo que el pueblo es un caos.
-Sí, llamé a mi hermano hace rato desde el móvil, mandaron a todo
mundo a encerrarse en sus casas, hasta que llegue el ejército.
-¿El ejército?
-Eso me dijo.
-Bueno, el asunto es serio. Musité
-Bien pongamos en marcha.
-Espera, necesitamos conseguir armas, sé que no vamos a llegar tan
simple como si fuera un paseo de domingo en la tarde.
-¿Y qué sugieres?
-La oficina de Johannes, allí guardan las escopetas que los
vigilantes usan.
-¿Sugieres que abandonemos la seguridad del vehículo para entrar
en esa oficina y robarnos esas escopetas?
-Si no tienes una mejor opción…
Lo que hicimos fue manejar hasta la recepción, bajé de la
camioneta, Carlos empezó a dar vueltas alrededor para distraer a esas criaturas,
mientras yo buscaba las armas. Fuí dispuesto a destrozar la puerta con el pico
pero no fue necesario, la puerta estaba abierta, en el piso yacía Johannes, el
dueño de aquel centro, por lo visto fue atacado por la espalda sin darle tiempo
a usar su fiel beretta que siembre cargaba en la cintura.
Me agencié el arma y luego de un disparo, rompí el candado del
armario, pero solo había una de las dos escopetas, la tomé y también todos los
cartuchos que habían disponibles.
Salí del lugar y silbé a Carlos, este llegó en medio de una
polvareda, subí y rápidamente enfilamos a la salida siendo perseguidos por una
manada de esas caras de pescado. La puerta estaba abierta, sin embargo Carlos
frenó bajándose entró a la caseta del guardián, de allí regresó velozmente, le
iba preguntar por que el guardián dejaría su arma allí, pero al notar las
manchas de sangre en el arma ni me molesté en preguntar. Salimos del lugar,
aquellas criaturas aún nos seguían, pero tan pronto llegamos a la carretera
Carlos piso a fondo el acelerador dejándolos atrás.
Había cambiado de canal no se ni cuantas veces, todavía no había nada
nuevo, en el Internet solo se veían los videos que la gente subía con sus celulares
pero no había aun una voz oficial. Por fin encontré algo, estaban anunciando
que pasarían camiones y autobuses recogiendo a las personas para sacarlas del
pueblo, que se prepararan con solo lo necesario. Y justo después de ese aviso
se fue la electricidad, a los pocos minutos se fueron las líneas telefónicas y
luego los celulares.
Nick se acercó a mí con dos linternas.
Nick se acercó a mí con dos linternas.
Le pedí que buscara su mochila, le explique brevemente que tendríamos
que salir y la pregunta no se hizo esperar.
-¿Y papá?
-El llegará a tiempo, no te preocupes.
Él no tenía por qué preocuparse, para eso estaba yo. Sin
comunicación y con el tiempo en contra no había como evitarlo.
-Vamos Rainer, llega, llega.-Musité mientras acompañaba a Nicholas a su habitación.
Mientras preparábamos su mochila fue corriendo al armario y saco uno de sus bates de béisbol para luego colocarlo sobre la cama.
Mientras preparábamos su mochila fue corriendo al armario y saco uno de sus bates de béisbol para luego colocarlo sobre la cama.
-¿Y eso?
-Papá me dijo que en mientras él no estuviera yo era el hombre de
la casa y que tenía que protegerte.
-Vaya, mi príncipe valiente me cuida. ¿Pero entonces quien te
cuidará a ti?
Nick solo se encogió de hombros.
-Mira lo que vamos a hacer, tú me cuidaras a mí y yo te cuidare a
ti. ¿Te parece?
-Tenemos un trato.-Dijo con cara risueña mientras extendía una mano la cual estreché.
Cuando terminamos colocamos nuestras mochilas en la sala y
esperamos. A la distancia se podían escuchar una vez mas gruñidos, gritos, sirenas y disparos.
Nicholas me preguntó porque pasaba esto, no tuve una respuesta
convincente así que me limité a decirle que a veces cosas malas pasan, que son
pruebas que recibimos para aprender y para ser mejores. Mi discurso de madre estoica fue interrumpido por una voz, una patrulla de la policía pasó avisando que varios autobuses vendrían en unos minutos para evacuar las
personas en muestra calle.
Pasaron unos veinte minutos y escuchamos varios vehículos, salimos junto a los demás vecinos y vimos varias patrullas llegar,
luego llegó un camión del ejército escoltando varios autobuses, organizaron
filas para tomar los datos de las personas mientras abordábamos. Rainer aún no
aparecía y la idea de que llegara y no nos encontrara, de que quedáramos
separados en medio de este desastre me atormentaba, pregunté si podíamos esperar
un poco a lo que una mujer vestida de camuflaje me contestó que si no estaba
para cuando estuvieran listos los autobuses se quedaría. Pregunté entonces a donde nos llevarían, la mujer titubeó un poco
al decir que a la ciudad más cercana, sus palabras no me convencieron. Lo único
que pude hacer fue dejar una nota en la puerta explicando lo que había sucedido
y orar para que el estuviera bien.
Llegó la hora de marcharnos, los autobuses encendieron, de
pronto escuchamos a varios policías gritar y empezar a disparar hacia arriba,
agaché la cabeza de Nick y luego baje la mía, desde ahí trataba de ver qué
pasaba, a través del cristal frontal de bus veía a un soldado sobre el techo
del transporte frente a nosotros disparar, de pronto un criatura alada paso y
lo golpeó cayendo este inerte sobre el capó. La gente gritaba con
desesperación, trataba de no perder la calma, escuché un ruido detrás al
voltear vi que el último autobús era levantando y arrojado por los aires, ahí
entendí que era momento de escapar, se hizo un tumulto de gente desesperada
tratando de salir por la puerta, sin embargo yo localicé la salida de
emergencia, quitando las palancas me sujeté de los asientos para de un par de patadas
derribar la ventanilla, salí primero y luego ayudé Nick, estaba visiblemente asustado.
Un estruendo de metal retorciéndose captó mi atención, un par de
pinzas enormes sujetaban el autobús detrás del nuestro y lo lanzaban sobre unas casas, había un monstruo gigante de aspecto acorazado que avanzaba por la calle abriéndose paso mientras destrozaba los autobuses. Un grupo de
soldados se acercó para combatirlo mientras yo buscaba la manera de volver a la
casa, cuando estaba en el frente del bus unas criaturas de aspecto porcino se
nos acercaron, vi el soldado que yacía sobre el capó y tomé su arma, jamás había
disparado una ametralladora en mi vida por lo que las primeras ráfagas no
sirvieron de mucho, con mi segundo intento logré deshacerme de nuestros
atacantes, traté de seguir mi camino llevándome el arma pero estaba enganchada
al arnés del soldado, termine quitándole el arnés con todo lo que tenía.
Nos alejamos del autobús justo cuando era levantando por ese enorme ser, vi como empezaba sucumbir por los ataques de los soldados, se escucho una explosión sobre aquella criatura, esta inclinándose lo dejó caer en dirección a mi casa, ya no podíamos regresar así que corrimos en sentido opuesto, había monstruos por todas partes y empezaban a superar en número a los policías y militares, las casas del área ya no eran seguras pues las criaturas estaba entrando en ellas, disparando lo mejor que podía me abrí camino hacia un callejón que conectaba con la calle paralela y así logramos alejarnos de aquella batalla.
Nos alejamos del autobús justo cuando era levantando por ese enorme ser, vi como empezaba sucumbir por los ataques de los soldados, se escucho una explosión sobre aquella criatura, esta inclinándose lo dejó caer en dirección a mi casa, ya no podíamos regresar así que corrimos en sentido opuesto, había monstruos por todas partes y empezaban a superar en número a los policías y militares, las casas del área ya no eran seguras pues las criaturas estaba entrando en ellas, disparando lo mejor que podía me abrí camino hacia un callejón que conectaba con la calle paralela y así logramos alejarnos de aquella batalla.
Ya empezaba a caer la tarde, Carlos manejaba tan rápido como podía,
traté de llamar a Alicia pero las líneas estaban muertas, vi que tenía varios
mensajes de texto del Dr. Patrick, un amigo que trabajaba para una empresa de desarrollo
de componentes electrónicos para televisores, a pesar de tener un cerebro
brillante tenia manos torpes, por lo que cuando necesitaba alguna reparación en
su casa me llamaba a mí, así fue que nos conocimos, sus mensajes me parecieron inusuales eran demasiados e insistían en que fuera a su casa, que necesitaba mi
ayuda con urgencia.
-Mal momento doc, mi familia es primero.- Musité
Según nos fuimos acercando al pueblo empezamos a notar indicios de
desastres, llegamos hasta un puesto militar que bloqueaba la carretera. Un
uniformado nos mandó a detener.
-El acceso al pueblo está restringido.
-Pero nuestras familias están allá.
-Todas las personas están siendo evacuadas, serán llevadas a un
campamento en las afueras de Valdesia, diríjanse allá y esperen por sus
familias.
-Escuche tenemos que llegar, no nos hemos comunicados con ellos
tenemos que saber si todos están bien. Intervino Carlos.
-Ya le dije, vayan a Valdesia, nadie entra a este lugar.
Carlos dio la vuelta, pero tan pronto estuvimos fuera del alcance
visual de los militares, salimos de la carretera, con la tracción en las cuatro
ruedas activada nos adentramos por viejos caminos de tierra frecuentados solo
por caballos, conocíamos bien esos senderos y en pocos minutos ya estábamos en
el pueblo.
Mi casa quedaba más cerca, así que llegamos allí primero, le dije a Carlos que fuera a ver a su familia y que regresara por mí.
Se me enfrió el corazón al ver la calle destruida, parecía como si una bomba hubiera caido, pregunté a unas personas y me contaron lo sucedido, vi los autobuses
destruidos, uno incluso estaba sobre una casa de tres pisos y otro estaba
volteado frente a la mía, pasando sobre este logré llegar a la entrada,
encontré una nota de Alicia en la puerta indicando que serían evacuados en esos
autobuses, mi preocupación alcanzó proporciones épicas al pensar que mi familia
podía estar en alguno de esos vehículos pregunté a los vecinos que encontré,
pero nadie me supo decir donde estaban, así que los busqué entre los heridos,
en cada autobús y si, también revise entre los cadáveres.
Me sentí aliviado al no encontrarlos regresé entonces a la casa, sentándome
en la acera pensaba en donde podrían estar.
Continuará…
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