Iluminación





Nunca pensé que tendría una oportunidad así, era  un sueño hecho realidad. Yo era un científico de escritorio. Confinado a una instalación subterránea de ubicación clasificada donde trabajamos con experimentos sobre desplazamiento de energía. Un ambiente tan controlado y seguro que el único incidente que tuvimos en un año fue una papelera del comedor que se quemó. Estábamos tranquilos, confiados y aburridos. La monotonía se rompió el día que un terremoto sacudió toda la región.  Sinceramente pensamos que allí terminaría todo, pero sobrevivimos. Al evaluar los daños nos dimos cuenta que habíamos quedado atrapados e incomunicados.

La perdida de comunicación con el exterior movilizaría los equipos para nuestro rescate, eso lo sabíamos, pero la sensación de impotencia y desesperación se podía sentir en el aire, en nuestro intento por ocupar la mente en algo descubrimos bajo el laboratorio una estructura hueca contenida entre capas de rocas volcánica, no era metálica o por lo menos eso parecía ya que ningún detector de metal podía identificarla. 

Dentro había tecnología que jamás habíamos visto plagada de símbolos incomprensibles. Y en el centro de aquel lugar un objeto, un triángulo enorme se elevaba del suelo sobre una plataforma que aparentemente estaba conectada de todo lo que había allí. Dentro del triángulo había un material aún más extraño. Una membrana traslucida, elástica e irrompible.


Los siguientes cuatro días fueron en verdad emocionantes, hasta se nos olvidaron por completo los planes de escape. Cada pequeño avance en descifrar el propósito de aquél lugar nos inyectaba ánimos para seguir. Aquel sistema se basaba en distintos fluidos y los microscópicos cambios químicos que en estos ocurrían, eso lo aprendimos rápido, el cómo controlar dichos cambios y su propósito era el verdadero desafío.

Pasó un mes y nadie vino por nosotros, pero por alguna razón eso no nos importó. A los dos meses un día mientras entraba a uno de los baños me miré por un momento en el espejo, cabello abundante y una barba desarreglada enmarcando mi cara, mi ropa sucia, de hecho la misma ropa de hace dos meses... La puerta del baño se azotó con fuerza, una de las doctoras gritó mi nombre envuelto en una
ráfaga de mal aliento que perviví a un metro de distancia. Antes de poder reparar en su aspecto su palabras cargadas de emoción y peste me anunciaron que aquel triángulo se había encendido. La seguí a toda prisa mientras mis razonamientos quedaban olvidados en el baño. Caminaba arrastrado por una incontrolable curiosidad, por una sed de conocimiento sobrecogedora. Según entré al lugar mi mente se iluminó, se sintió fresca, lista para recibir los nuevos datos de parte de mis colegas...

A los seis meses nuestro aspecto no podía ser peor, solo intercambiamos información, no había conversaciones, nadie se preocupaba por su familia o por cuando saldríamos de allí, comíamos lo poco que nos quedaba tal vez una ves al día, en ocasiones directo del empaque sin siquiera cocinarlo. 
Dormíamos unas pocas horas a veces allí sobre el piso y al despertar solo seguíamos trabajando. Un día al levantarme por un momento mi mente me permitió evaluar nuestra situación. Parecíamos seres primitivos, como cavernícolas experimentando con un fuego recién descubierto. Actuando sin sentido,sin razón sin propósito. Me acerqué al triángulo, habían fluidos brillantes que circulaban alrededor de su estructura. Toqué la membrana traslucida.

-¿Que quieres de nosotros? Musité.

Un sonido molesto rompió el silencio, repitiendose como si fuera una alarma. Mis compañeros se despertaron dirigiéndose de manera casi mecánica a los distintos paneles que proveían información. Nadie entendía qué pasaba, aquel misterioso material en el medio del triángulo empezó a fluctuar como si fuera agua. Desde unas hendiduras en el piso brotó un liquido oscuro de espesa consistencia amenazando con llenar todo el lugar, tratamos de regresar al al laboratorio pero fue imposible.  

Aquella sustancia había pasado de ser solo líquido sobre el suelo a convertirse en una masa que se desplazaba con voluntad propia dándonos caza ayudadose de mutiples seudopodos. Uno a uno mis colegas fueron atrapados por aquella sustancia la que parecía consumirlos como si de un animal se tratara, retrocedí hasta quedar de nuevo frente al triángulo, hasta entonces note que la membrana traslúcida que ahora lucía líquida realmente lo era, presione un dedo y este entro sin problema, pero no salió o del otro lado. Presione entonces ni mano y entendí que esa era mi única salida. Salté...

Abrí los ojos con lentitud, me puse boca arriba sobre la cama, me estiré de varias formas y luego me di la vuelta hacia la pared, el color blanco hueso se veía muy claro, parecía que era más tarde de lo que pensaba. Me levanté con lentitud, camine descalzo y en silencio sobre el piso tibio rumbo al baño, al salir me dirigí hacia la sala, allí note que los muebles lucían muy limpios y arreglados, parecían casi nuevos, miré la hora en el reloj digital del viejo estéreo de mi papá, entonces fue cuando entendí, no era de mañana, eran las tres y cincuenta de al tarde, me dirigí hacia el balcón, el resplandor del sol me segaba, en la casa de mis padres el sol siempre daba directo de frente en el verano. Una mezcla de espanto y emoción me invadió, al mirar hacia abajo, vi la calle del barrio donde crecí, ese no era el problema, el problema era quienes ahí. Allí estaba el viejo Cachin, con su risa alocada mientras ganaba otra mano de dominó junto a su compadre don Armando, ambos habían fallecido hace más de veinte años.

Doña Minerva salia de la bodega llevando en sus brazos los ingredientes de su famoso cocido de siete carnes, ella también había fallecido hacia mucho, el espanto no me dejaba razonar con claridad y fueaún peor cuando sobre una bicicleta Alex y Elvin, dos de mis amigos de la infancia se acercaban a toda velocidad, aún se veían como la última vez que nos vimos, solo tenían ocho años, retrocedí mientras sentía que me daba un infarto, mire mis manos y mis pies descalzos, no lo podía creer, casi dando tumbos fui a la habitación de mis padres, me desplomé frente al espejo presa de las risas y el pánico que de forma sobrenatural llenaron mi cuerpo cuando vi en este al niño que solía ser.

Cuando recuperé el conocimiento me encontraba sobre una camilla, escuche voces incomprensibles que eventualmente se volvieron más claras mientras mi visión se estabilizaba, traté de sentarme y un hombre de bata blanca se acercó a mi. Dios mio, era el Dr. Alcántara, solía ser mi pediatra, quien se ganó mi confianza a fuerza de paletas y caramelos, era él, tal como lo recordaba, me examinó minuciosamente, hizo un par de preguntas cerradas las que respondí moviendo la cabeza, entonces ella entró, joven y hermosa como un amanecer en la playa, se acercó con una gran sonrisa, acarició mi rostro para luego abrazarme con ternura mientras me cubría de besos.

-¡Mamaaaa nooo, para!.

Ella solo me miraba con el regocijo que solo una madre puede expresar mientras sonreía.

-¿Por qué las mamas son especialistas en apenarnos en público? resoplé.

Ella parecía ignorar mis palabras, mientras escuchaba las del doctor, los análisis no reportaron ningún trauma o enfermedad, solo me indicaron reposo, vitaminas, etc.

Aún no tenía claro que sucedía, una mezcla de miedo y preocupación me invadía.

-¿Que dia es hoy?

-Lunes.

-¿Pero que fecha exactamente?

-Once de Junio.

-¿De que año?

-Cariño, es el once de Junio de mil novecientos ochentaicuatro. ¿Seguro que te sientes bien?

-Si, si, vamonos a la casa.

Cuando salimos a la avenida parecía una imagen sacada de un vieja foto, los edificios, la vestimenta de la gente, los autos, cielos. ¿En verdad era 1984? hasta el olor del aire era diferente, subimos a un taxi y mientras avanzábamos me sentía como si estuviera en un sueño, era tan irreal. Pasamos por lugares donde se suponía habían grandes plazas y edificios, pero ahora solo habían casas y pequeños negocios que ni recordaba. Al llegar a la casa algunos de mis tíos estaban esperando por los resultados de mi visita al médico, todos lucían tan jóvenes, al verlos así me llené de nostalgia, sentimientos incontrolables de alegría y añoranza me dominaron y abrazándolos uno por uno les pedí la bendición con lágrimas en los ojos, seguía sin entender qué pasaba pero me estaba gustando.

Luego tuve tiempo de estar a solas en mi habitación, tome cuaderno y lápiz para tratar de organizar mis ideas.

Estaba la posibilidad de que estuviera muerto, el hecho de ver personas que yo sabia que habían muerto y ahora simplemente estaban caminando por ahí, justo como los recordaba de niño, me hacia pensar en eso. ¿Morí y esto es el cielo? Siempre las religiones nos han anunciado que al morir puedes ir al infierno lugar de fuego y tormento o al cielo, pero usualmente las descripciones sobre lo que hay en el cielo son muy vagas, quizás el cielo en realidad esto; Un estado de permanencia en el lugar donde mejor te has sentido en toda tu vida.

La otra teoría que me surgió es al de que toda la vida que recordaba haber vivido no era más que el producto de un complejo sueño, del que simplemente me acababa de despertar, pero eso no explicaría como tenía conocimientos sumamente avanzados para mi edad. Entonces pensé que tal vez había tenido una visión del futuro que me esperaba, pero de nuevo: ¿Como traje tantos conocimientos del futuro en tan solo una noche? Barajé otras teorías, como la de la reencarnación, pero concluí que de alguna forma, la tecnología con la estuvimos experimentando me había hecho viajar en el tiempo. No a mí propiamente sino  más bien a mi mente, mi conciencia mi... Alma había sido enviada hacia el pasado, no sé con qué propósito exactamente, quizás solo tuve suerte. En lo que lo descubría me dejé llevar de mi actual estado, era un niño otra vez y la emoción de cada día así era como una droga que me sumía en un permanente estado de euforia.

Se había hecho realidad el sueño de muchos, había vuelto a ser niño, no tenía responsabilidades, no tenía que pagar servicios, no tenía que lidiar con los problemas de un adulto, mi única preocupación era la escuela, la cual era literalmente un "juego de niños", con mis avanzados conocimientos en física cuántica yo podría ser profesor de cualquier universidad, sin embargo estaba allí, resolviendo multiplicaciones y divisiones de 4 dígitos. Solo tenía que ser un niño bueno y ya, el resto de mi existencia se resumía en jugar y divertirme con las simplezas de la vida. Volví a vivir aquella época en la que nuestro mejor juguete era nuestra imaginación, entonces entendí lo feliz que fuí de pequeño.

El tiempo pasaba con toda normalidad, no solo tenía amplios conocimientos, también sabía lo que sucedería en el futuro, lo que para mi eran recuerdos de una vida de casi cincuenta años ahora se habían convertido en un archivo de hechos del futuro, al darme cuenta de esto comprendí que tenía un poder sin precedentes en las manos, no podía solo cambiar mi destino, podía alterar el destino de la humanidad, fascinante y a la vez aterrador, entendí que debía tomar decisiones con mucha precaución. En esencia me ocupé de llevar mi vida por un camino diferente, evité un par de tragedias familiares, logré que mi familia pasara de ser una familia de clase media baja a una de clase alta, solo tuve que asegurar de que mis padres y tíos siguieran ciertas instrucciones que yo "mágicamente" había recibido en sueños para llevarlos por una racha de buena suerte con las loterías y las apuestas. 

Seguidas de instrucciones para invertir correctamente en el mercado inmobiliario. En lo personal corregí muchas cosas, logré otras y preste más atención a los detalles que en verdad importan en al vida, tengo que decir que una de las cosas que hice fue no perder tiempo en amoríos juveniles, ni gastar dinero en tonterías, eso me permitió que pudiera comprar aquellas cosas que en verdad necesitaba y aprovechar muchas oportunidades que había perdido. Luego al empezar a trabajar me di algunos gustos y disfruté mi soltería como no pude hacerlo antes, me tomé tiempo para viajar, conocer mi país,visitar lugares distantes y vivir grandes aventuras.

Pero no por eso mi vida no estuvo exenta de malos momentos, situaciones difíciles y tragos amargos, pues al querer evitar ciertas situaciones que sabía que sucederían, terminaba creando otras tal vez peores, la vida siempre se las arreglaba para no darme felicidad completa. Con lo que si fui muy cuidadoso fue con tomar los pasos necesarios para volver a aquel lugar que me hizo dar ese salto en el tiempo, entendía de no repetirse ese suceso todo lo que había vivido desaparecería, pero eso podría dejarme encerrado en un ciclo haciéndome vivir mi vida una y otra vez, debía de encontrar la forma de controlar esa tecnología. El laboratorio, el terremoto, la cueva, el descubrimiento, fue como ver una película repetida, donde ya sabías exactamente lo que venía en al escena siguiente. 

Mis colegas se sorprendieron hasta las dudas al ver que sabía operar aquella maquinaria desconocida, aunque traté de controlarla sin muchos resultados, el proceso que la primera vez nos tomó meses, se redujo a cuestión de días.

Y luego llegó el momento de hacer funcionar aquel mecanismo y al igual que la primera vez aquella sustancia apreció, arrasando con todo, con la diferencia de que yo estaba parado frente al triángulo esperando el último momento para tocarlo. Mientras pensaba en que sucedería. ¿Volvería otra vez a tener siete años o aparecería en otro momento de la vida? Mientras pasaban aquellos segundos de agitación, mi pensamiento empezó a nublarse, aquella sensación que había sentido hacia años atrás o tal vez años adelante me invadió, la de no pensar con claridad, la de sentirse obsesionado con el conocimiento y con saber cómo funcionaba aquella tecnología, pasé mis manos por mi cara tratando de aclarar mi mente y sentí aquella barba abundante y desarreglada, el olor a quemado, sudor y sucios de variados orígenes, miré con rapidez mi ropa que hasta hace un rato estaba impecable ahora sucia, extendí mi mano hacia aquella superficie traslúcida, pero no la atravesé.

En aquellos últimos segundos recordé lo que siempre dice la gente, que cuando estás a punto de 
morir toda tu vida pasa delante de tus ojos...






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