Las Crónicas de Access Denied. El Soco





Siendo un grupo que empezó haciendo espeleología por curiosidad, terminamos tomándole amor a la aventura, no así los demás miembros del equipo inicial, que por una u otra razón siempre tenían una excusa para no participar en los recorridos que hacíamos. A estas alturas ya solo quedábamos Roddy y yo, más que suficientes para la aventura que nos aguardaba ese día.

Habíamos llegado al municipio de El Soco, en San Pedro de Macorís, según supimos había una cueva que fue utilizada como escondite por los taínos, los primeros habitantes de la isla cuando estos huían de los colonizadores españoles. Al llegar al lugar, siguiendo algunas indicaciones previamente recibidas, caminamos por la rivera del río de dónde el poblado recibe el nombre, pero tras casi dos horas de exploración, lo único que encontramos fueron muchos cangrejos.

Nos habían dicho que la entrada de la cueva estaba cerca del río, pero esa indicación no fue muy acertada que digamos, por lo que decidimos volver al pueblo y preguntar. Un motociclistas que prestaba servicio de "moto taxi", nos dijo que estábamos mal, que la cueva estaba como a cinco kilómetros del río en dirección a la provincia de La Romana, él conocía el lugar exacto, así que por el precio justo conseguimos que nos llevara.

Mientras íbamos de camino, aquel hombre nos contó que la cueva la conocían en la comunidad como La Cueva de Las Maravillas, que en el pasado venían grupos de universidades, turistas, curiosos, personal de museo nacional de historia y geografía y gente de la dirección nacional de parques a visitar el lugar, estos últimos habían colocado un portón de hierro para controlar el acceso al lugar acondicionarlo y convertirlo en una atracción turística, pero de repente, sin ninguna razón aparente, la gente dejó de venir, de hecho decía que nosotros eramos los primeros en ir al lugar en un largo tiempo. Nos salimos de la carretera para tomar una camino que nos llevó a una planicie donde varias decenas de vacas pastaban plácidamente, ese trayecto fue de aproximadamente un kilómetro, ya empezábamos a temer que todo se tratara de alguna trampa para asaltarnos, pero eventualmente llegamos a nuestro destino.

Había un grieta enorme en el suelo por la que descendemos, luego el terreno se inclinaba, pasamos por debajo de dos grandes troncos hasta llegar a una enorme roca sobre la que subimos. Allí estaba la entrada de la cueva. Las cicatrices de un derrumbe que fue el que dejo la cueva al descubierto eran evidentes. Mientras nos preparábamos para entrar aquel hombre empezó a contarnos historias sobre el lugar. Decía qué los taínos consideraban esta cueva un lugar mágico, los dibujos que hay en las paredes hablan de ello, decían que si entrabas y te quedabas en silencio hasta empezar a escuchar tú corazón podías sentir el poder de la magia de la cueva, y que esta los protegía de sus enemigos.

Nos quedamos mirando aquella oscura entrada, habíamos estado en cuevas anteriormente, pero esta tenia algo...diferente. Por unos instantes no hubo sonidos, los pájaros no cantaron, el viento no sopló, no hubo palabras entre nosotros, solo nos quedamos allí embelesados mirando la oscuridad mas allá del portón por un rato. Reaccionamos y volvimos en si, terminamos de calzar arneses, guantes y cascos, revisamos lámparas y baterías, nuestro guía dijo que esperaría por nosotros afuera.

La cueva era en verdad impresionante el techo de la misma estaba bastante elevado, las estalactitas, estalagmitas, crestas y otros espeleotemas eran enormes y el suelo era el mas resbaloso que jamas hayamos pisado. Según nos adentramos empezamos a ver los petroglifos dejados por los taínos. La cueva tenía múltiples bifurcaciones, por lo que empezamos a dejar marcas con pintura reactiva a la luz ultravioleta para saber por donde habíamos pasado. A Roddy le encantaba bromear dejando como marca las iniciales A.S. y una flecha.

Cuando habíamos avanzado  durante unos veinte a veinticinco minutos, notamos unas formas inusuales en el techo, lucían como agujeros, perfectamente circulares, pensamos que fueron estalactitas que cayeron en el pasado pero no había evidencia de ello, en fin, después de decender un desnivel de unos dos metros de alto seguimos nuestro avance. Llegamos a una recámara, ya bien profundo en la cueva, escuchamos algo inusual, fue un sonido como de aire pasando por una abertura, como el siseo de una serpiente, continuamos avanzando tomando precauciones por si nos topábamos con una boa.

Tomamos por la derecha y llegamos a una gran sala llena de pictografías, estas en particular nos llamaron la atención por su alto contenido esotérico, dibujos de demonios, de muertos, nacimientos, brujos, etc. Nos topamos con restos de huesos y utensilios pertenecientes a los taínos, pero entre estos encontramos un trozo de tela, al parecer de una prenda de jeans, no le dimos mucha importancia, era parte de la habitual basura que la gente siempre tira en las cuevas. Alumbramos el techo, para observar los distintos espeleotemas que tenía, maravillosas columnas, crestas, estalactitas, y mas de esos extraños agujeros cilíndricos que no nos explicábamos como pudieron haber sido hechos. 

Seguimos caminando y fue cuando sentí algo extraño, se sentía como si no estuviéramos solos, como si nos asecharan, luego se escuchó el sonido leve de algo que se arrastra, voltee para ubicar con la luz de mi casco el origen de aquel sonido, sin embargo no vi nada. Alerté a mi compañero, antes de continuar nuestro avance, pero me dijo que no había escuchado nada.

Encontramos un descenso, semejante a un tobogán de lodo resbaloso, con cuidado bajamos y llegamos a otra sala, más pequeña que la anterior y sin pictografías, se notaba que una gran parte del techo se había desprendido cayendo en medio, pasamos por encima y enfilamos hacia una estrecha gruta, allí encontré otro trozo de tela, el mismo tipo de tela del trozo anterior, comentándole a Roddy, comenzamos a crear conjeturas sobre el origen de esta tela, aunque las conjeturas terminaron convirtiéndose en bromas inspirada en la frecuente basura y trapos dejados en las cuevas.

Avanzamos  y fuimos sorprendidos por una especie de barranco, era otra gran sala, lucia como una cúpula de piedra, pero el suelo no estaba, difícilmente se podía distinguir el fondo con las linternas, dejamos caer un barra fosforescente, eran como unos veinticinco metros hasta el suelo, las cuerdas que llevamos eran mas que suficientes, así que preparamos el anclaje y descendimos a rapel. Al tocar el lodo del suelo lo primero que advertimos fue otro trozo de tela del mismo tipo que los dos anteriores. Fue entonces cuando comenzamos a preocuparnos, la tela se veía reciente, ¿Quien se encontraba dejando rastros por toda la cueva? ¿Habría descendido a aquel foso obscuro?

Exploramos este nuevo lugar y encontramos varias salas que se comunicaban entre si, a través de múltiples pasajes, una especie de mini laberinto, fue cuando encontramos ropa desgarrada, zapatos de senderísmo y latas de conserva destrozadas, pero lo que nos preocupo sobremanera fueron las manchas de sangre seca que se encontraban por todo el lugar. Parecía que habíamos dado con la escena de un crimen, pensamos mientras recordábamos lo sucedido en la cueva ecológica.

Cambiamos nuestras luces blancas a un discreto color rojo y continuamos. No encontramos más nada, mientras caminábamos notamos irregularidades en el suelo al iluminar encontramos un rastro muy particular, parecía como las orugas de un tractor, unas hendiduras separadas entre si por mas o menos tres pies de ancho. Comenzamos a seguirlas y descubrimos algo mas, todas las irregularidades en el lodo bajo nuestras botas eran producto de aquellas marcas, eran tantas y estaban tan entrecruzadas que no se distinguian a simple vista

Seguimos el rastro que parecía mas fresco hasta una estrecha cueva fósil, cruzamos a gatas y llegamos a una nueva boveda, allí encontramos mas huesos, pero estos tenían dos cosas diferentes de los que habíamos encontrado. Lo primero era que estos eran recientes, de hecho aún apestaban y lo segundo es que los cráneos que allí estaban presentaban a ambos lados dos grandes orificios simétricos a la altura de la cien. Sin decir palabras sabíamos que algo andaba sumamente mal, echamos un último vistazo alrededor y salvo lo que parecía ser un extraño hongo azul que crecía por todas partes en forma racimal no había nada.

Tomamos muestras del hongo y caminamos con toda la intención de salir de aquel lugar. Entonces advertimos detrás de unas roca una mochila, la revisamos y dentro encontramos equipo de rapel varias latas de comida y un par de botellas de agua, esto nos hizo pensar que mas que un homicidio pudo haber sido algún accidente ocurrido a los últimos exploradores que entraron, pero eso no concordaría con lo que nos dicho nuestro improvisado guía...a menos que estuviera mintiendo.

Entre los enseres de la mochila había una libreta, la ultima nota en ella rezaba lo siguiente:  

-Después de haber caminado bastante, el cansancio me ha vencido, me he pasado casi dos días escondiéndome, pero es persistente, al punto de traerme aquí, es como un juego de ajedrez, me esta forzando a ir a donde ella quiere, ahora estoy perdido y cada intento por buscar la salida se ve frustrado, no se cuanto mas...

Ahí terminaba la nota. Esto solo nos confundió aún mas.

Ya estábamos cansados, así que nos sentamos en un rincón que consideramos protegido y comimos algo de nuestras provisiones y nos re-hidratamos. Repusimos las baterías de nuestras luminarias y continuamos 

Pero no avanzamos mucho, escuchamos un ruido, el mismo ruido que escuche cuando entramos, y venia de la dirección por la que teníamos que salir, sin pensarlo mucho desviamos a una de las cámaras aledañas, apagamos las linternas. En aquel perfecto silencio de la cueva escuchamos ese inquietante sonido, era como si alguien arrastra algo pesado con dificultad. Cuando el sonido se alejo volvimos encender las linternas con los filtros rojos puestos, tratamos de no regresar a la bóveda principal, sino trazar otra ruta a través de las cámaras contiguas e hicimos un descubrimiento.

Había otra bóveda enorme, pero esta tenia una laguna en ella, solo de acercarnos notamos algo extraño, tomando un hueso que había cerca toque aquella agua, que resulto ser sumamente espesa, era como un yogur transparente, y no solo eso, dentro habían unas criaturas que se desplazaban libremente, eran como unos gusanos gordos y enormes, eran algo blanco-amarillentos, pero tenían anillos de color marrón de los cuales salían unas gruesas cerdas, las que complementaban su movimiento reptante para nadar, el lado de la cabeza era distinguible solo por la presencia de una boca rosada a modo de linterna de Aristóteles.
    .
Escuchamos un ruido que nos hizo apagar las luces, en la oscuridad sacamos los machetes, el ruido se repitió, era un quejido, una tercera vez nos confirmo que era una persona quejándose, encendimos las linternas de nuevo y lo encontramos, era un hombre, debía tener menos de treinta años, estaba sucio y todo desaliñado, su ropa estaba toda raída y estaba delirando, tenia claros indicios de desnutrición, lo tocamos un par de veces, al vernos dio un grito con lo que le quedaba de fuerzas el cual rápidamente silencie cubriendo su boca.

Le hicimos entender que lo ayudaríamos, sus ojos lucían hundidos y con grandes ojeras, entre jadeos pidió agua, le dimos de la que teníamos y se tomo un litro de un sentada, luego pidió comida y también le dimos, mientras comía presuroso, nosotros solo pensábamos en salir de ahí, volvió a tomar agua y luego comió varios chocolates. Fue como echarle agua a una planta sedienta, a los pocos minutos su humanidad empezó a regresar.

Nos dijo que su nombre era Andrés, que había llegado hacía mas o menos unos ocho días con otros cinco, pero que solo quedaba él, cuando le preguntamos que les había pasado a los demás escuchamos el sonido de nuevo, apagamos las luces, pero el nos dijo que las dejáramos encendidas, que era ciego, pero sentía las vibraciones y tenía una especie de sentido de ecolocación, que solo teníamos que quedarnos quietos, le preguntamos de que rayos estaba hablando y solo señalo con el dedo.

Era un gusano gigantesco, unos diez metros de largo por dos de diámetro, una versión sobre alimentada de los que había nadando en esa laguna, pero este era complemente marrón, tenía una cabeza negra de aspecto brillante con un par de enormes pinzas, tenía patas en hileras a ambos lados que terminaban en una especie de uña. Se acercó a la orilla haciendo otra ves ese siseo extraño, los pequeños se acercaron, entonces el gusano empezó a regurgitar un pasta negra de la que los pequeños empezaron a alimentarse, entonces se lanzó al yogur transparente. Andrés nos hizo señas de que nos acercáramos a la orilla, allí pudimos ver como el gusano regurgitaba de nuevo mas de esa cosa, formó una bola y la empujo hasta un hueco en el fondo, de allí surgió otro gusano de mayor tamaño, debía ser el doble del primero, este era blanco, mas parecido a los pequeños, solo asomó la mitad de su cuerpo fuera del hueco para alcanzar la bola negra y se le llevo de regreso a su guardia, esperamos hasta que el gusano marrón se fuera del lugar.

Andrés nos contó que su grupo había venido precisamente por el reporte de un grupo anterior sobre la existencia de esta criatura, había un par de expertos en criptozoología de estados Unidos, una entomologa francesa, un biólogo de no se donde que trajo a otro tipo mas que no hacia mucho, solo tomaba notas de todo y Andres que venia en calidad de guía, Aquel gusano marrón era el macho y el blanco grande del fondo era la hembra, el macho se la pasaba masticando los hongos azules, para alimentar a la hembra, esta no tenia patas con las que pudiera aventurarse fuera del nido (así se refería a la laguna) Los estudiaron por varios días hasta que los descubrió, se dieron cuenta de que tiene cierto nivel de inteligencia y todas las destrezas de un cazador, su pinzas frontales pueden triturar un cráneo como si fuera una cascara de huevo, así mató al biólogo, subía por el techo y se dejaba caer sobre ellos clavando sus uñas en la victima, así mato a la francesa, también puede lanzar a una cierta distancia chorros pestilentes de lo que parece ser ácido y por si fuera poco produce electricidad como si fuera una anguila eléctrica, así eliminó a los dos norteamericanos, él quiso ayudarlos, pero al golpearlo con un machete se dio cuenta de que esos anillos que lo recubren son una especie de caparazón. Le atacó entre esas placas logrando clavarle el machete, pero el después de retorcerse un rato, se encorvo y usando sus pinzas se lo quitó, ahí entendió que era mas inteligente de lo que pensaban, terminó separándonos y no supo mas del otro tipo, le mostramos la libreta que encontramos, el la reconoció inmediatamente. 

Pero lo peor es que es astuto, les obligó a ir cada vez más y más adentro de la cueva, no descansaba, los atacaba de día y de noche, no entendían que pasó, si cuando llegaron los primeros días su actitud era mas pasiva, cuando eventualmente lo llevó hasta aquel lugar lo entendió, la carne humana lo cambio. Fue testigo de que tan pronto comieron carne, se aparearon y en cuestión de horas la hembra estaba poniendo huevos que incubaron en tres días. Cuando perdió su equipo y empezó a pasar hambre pensó que sería su fin, allí entendió que no puede ver, como se movía menos se le hacía mas difícil localizarlo, por desgracia lo descubrió demasiado tarde.

Andrés interrumpió de repente sus murmullos, avisándonos que estaba regresando, el enorme gusano, repitió el proceso y se retiró. Le preguntamos si podía caminar a lo que respondió que sí, pero él nos preguntó como saldríamos, la red de túneles era un verdadero laberinto, Roddy encendió la linterna ultravioleta, le dijo que habíamos dejado marcas en todo nuestro recorrido, solo teníamos que seguirlas de regreso. Andrés se rió ¿Como no se les ocurrió algo así antes? Le di a Andrés mi cuchillo y una linterna, nosotros retomamos los machetes, y empezamos a avanzar.

Nos preguntamos que porque esa cosa nonos atacó desde que entramos a lo que Andrés respondió que posiblemente era porque veníamos directo a donde nos quería, pero ahora no nos sería tan fácil salir. De hecho avanzamos bastante hasta que escuchamos el siseo, mirábamos en todas direcciones, de pronto con sorprendente velocidad el gusano apareció desde una cueva fósil, parecía que utilizaba el lodo para deslizarse de panza como los pingüinos, mientras que las uñas de sus patas le permitían un agarre perfecto, esquivamos su embestida, y que nos quedamos quietos, pero al parecer ya nos tenia ubicados, ya que entro velozmente por otra cueva fósil y nos sorprendió saliendo por otro lado. Andrés nos advirtió que estaba tratando de separarnos que nos mantuviéramos juntos. 

El gusano intentó un par de embestidas mas sin éxito, entonces desapareció, dimos unos cuantos paso más y escuchamos de nuevo el siseo. Andrés grito que estaba arriba, iluminamos y vimos como usaba los huecos cilíndricos para agarrarse del techo, entonces se dejó caer, todos saltamos hacia los lados, pero por desgracia mi pié quedó atrapado bajo el gusano. Fue una dolorosa experiencia, mi pie estaba herido  y el peso del bicho gigante no me permitía liberarme, Roddy se puso frente al gusano golpeando el machete contra unas rocas llamó su atención, el gusano se levantó como si fuera una cobra y lanzo un chorro pestilente que Roddy bloqueo usando su mochila como escudo. Yo aproveché para sacar mi pie, arrastrándome me puse fuera de su alcance, Andrés me ayudo a levantar. Ilumine a Roddy,  y vi como la mochila estaba humeando, el gusano volvió a lanzar otro chorro el cual mi compañero bloqueo, cuando el bicho volvió a su posición al ras del suelo Roddy lanzo la mochila hacía un lado el sonido hizo que gusano volteara en esa dirección, Roddy se quedo quieto, el gusano avanzó haciendo aquel siseo que ya era molesto, cuando su interés estuvo por completo en la mochila nos movimos.

El gusano no tardo mucho en darse cuenta y empezó a perseguirnos, mis compañeros me llevaban sobre sus hombros casi volando, nunca me había sentido tan inútil, el gusano nos embistió una vez mas, Andrés me lanzo hacia un lado y el se proyecto hacia el otro, cuando el gusano pasó de largo junto a mi traté de hacer lo que nos contó que hizo, clavar el machete entre las placas quitinosas, pero al hacerlo el gusano me arrastro un par de metros por el lodo. Luego le escuche a Andrés gritar: ¡Electricidad! Solté el machete y rodé hacia un lado justo a tiempo, la descarga del gusano tronó en el aire, se sacudió por un momento y quedo quieto, Andrés dijo que teníamos unos segundos mientras se recuperaba del esfuerzo, había que aprovecharlos, Roddy me ayudó a levantarme mientras nuestro rescatado corría hacía el gusano, le quito mi machete y le acestó un golpe en la cabeza la que resulto ser mas frágil que el cuerpo, el gusano se sacudió lanzando otra descarga que lo derribo mientras trataba de quitarse el machete que se le quedo clavado.

Rápidamente se levanto, parece que esa descarga no había sido tan fuerte como la anterior.
Una vez mas apoyado sobre sus hombros continuamos hasta donde habíamos dejado la cuerda, gracias a Dios los ascensores estaban en mi mochila, subimos tan rápido como pudimos. Continuamos con nuestra carrera, los sonidos del gusano empezaban a escucharse cada vez mas cerca, de repente desde una grieta el gusano apareció atrapando a Andrés por un brazo, lo empezó a halar, este le gritó a Roddy que le cortara el brazo, Roddy se congelo, Andrés le insistía mientras era levantando por aquella bestia, Roddy corrió hacía el, apoyándose sobre una piedra salto...y golpeo al bicho en la cabeza sobre la misma herida que ya tenia, el gusano lo soltó y desapareció en la oscuridad.

Andrés miró a Roddy y luego miró su brazo herido, se arrancó parte de tu polo y se vendó la herida mientras le agradecía a mi compañero el no haberlo mutilado. Ya estábamos en la recta final a lo lejos se podía ver la luz de la entrada, en el último tramo, me volví a sentir inútil, había que escalar dos metros hasta la saliente, mis colegas tuvieron que alzarme en brazos para poder llegar, ya arriba vi como el gusano regresaba, Andrés y Roddy lo combatían lo mejor que podían, mire a mi alrededor buscando algo con que ayudarles, entonces vi una roca cerca del borde me acerque y escarbe debajo de la base, luego la rodee y sentando en el suelo empece a empujar con el pie bueno, grite mis intenciones y ellos se aseguraron de que el gusano estuviera en el lugar correcto, la roca cayó, rebotó y entonces golpeo al gusano en el costado con tal fuerza que hundió un parte de sus anillos protectores en su anatomía, mientras el gusano se revolcaba rumbo a la oscuridad nosotros alcanzábamos el viejo portón de la salida.

La luz del sol nos deslumbró, todo se puso blanco.

Escuchamos la voz del guía, preguntándonos si no íbamos a entrar, entonces nos encontramos afuera de la cueva, aún alistándonos para entrar, no entendíamos que había pasado, mire mi pié y estaba bien, nos miramos desconcertados y luego nos reímos, nos dirigimos al guía, nos dijo que nos quedamos como paralizados por unos segundos sin decir nada el pensó que habíamos cambiado de parecer.

Entonces avanzamos hasta el viejo portón, lo abrimos, encendiendo nuestras luces entramos...



Quiero agradecer de manera personal a mi amigo Gilberto Enrique Filpo, quien es Co-autor de esta historia.

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