La Casa del Abuelo

Mi abuelo era una persona extraña, algunos le llamaban viejo cascarrabias. Vivía solo desde que mi abuela murió, no hubo forma de convencerlo de salir de la casa en la que había invertido su vida, no era una mansión, en cierto modo era una casa de diseño, modesto, grande si, pero nada ostentosa.

Cuando murió, mi papá y mis dos tíos se pusieron de acuerdo en que harían con el lugar, pero estaba tan llena de cosas tanto dentro como fuera que necesitarían camiones para mover todo, el asunto fue que por una u otra razón, el proyecto se postergaba. Por fin, casi un año después de la muerte del abuelo, las tres familias nos reunimos temprano para empezar a desalojar el lugar.

La casa hacía frontera con dos proyectos de casas de acceso restringido, pero al estar en medio la casa tenia dos entradas, cosas del abuelo. Recuerdo que era viernes, abrimos la puerta y las ventanas, vaya si que habían cosas, especialmente en las habitaciones, habían cajas y contenedores plásticos por todas partes, sobre las camas, en los gavetas. Había un sótano y también estaba lleno de mas cajas. 

Las mujeres tomaron algunas aspiradoras y limpiaron insistiendo en que seria mejor para que  cuando se empezarán a mover las cajas y los muebles el polvo no volaría inundando el lugar.
Cuando la limpieza termino uno de mis tíos aviso que los camioneros ya venían de camino y entonces sucedió, la tierra empezó a sacudirse, primero con movimientos oscilantes luego con bruscas sacudidas, salimos al patio frontal, mientras la tierra se estremecía con violencia, nos tiramos al suelo y pude escuchar un crepitar debajo de la tierra como si miles de piedras fueran trituradas por una máquina, por encima de las paredes del patio veíamos grandes nubes de polvo que se levantaban a medida que casas y edificios se derrumbaban, mis primos pequeños lloraban de miedo, hasta yo grite de desesperación, aquel terremoto parecía que no se detendría.
Después de los tres minutos mas largos de mi vida todo se aquieto, a la distancia se escucharon explosiones, gritos y sirenas, columnas de humo negro se elevaban por todas partes, nuestros padres pasaron revista, todos estábamos bien, hasta ese momento fue que miramos la casa, estaba intacta.

Uno de mis tíos salió a revisar los alrededores pero no llegó muy lejos, los dos proyectos que rodeaban la casa se destruyeron por completo cubriendo las calles de escombros, en cierto modo estábamos atrapados. Mi papá encendió la radio del auto en busca de noticias, se confirmaba un terremoto de magnitud diez y se había dado un a alerta de sunami para una lista de ciudades entre la que estaba la nuestra, obviamente la noticia causó pavor entre nosotros, teníamos menos de diez minutos para encontrar un lugar elevado donde protegernos, salimos a las calles a pie, de avanzar entre los escombros, pero íbamos muy lento. Vi a mi papá conversar breve mente con mis tíos y luego avisarnos que regresaríamos a la casa del abuelo. Mi mama y mis tías refutaron la idea, pero eventualmente aceptaron, regresamos. No entendía como estaríamos seguros en un casa de un solo nivel, cuando llegamos subimos al techo. Entonces mi papa nos dijo que habían analizado que el residencial estaba construido sobre una colina y la casa del abuelo estaba en la parte mas alta, honestamente no lo había notado, eran cuestas muy leves y no fue hasta que el agua empezó a llegar que noté lo alto que estaba, las aguas no llegaron a nosotros.

La noche ya estaba cayendo, las madres fueron a la cocina a si había algo que se pudiera preparar, para sorpresa descubrieron que en las cajas y cubetas que estaban en la alacena había comida empacada y sellada, arroz, frijoles y muchos enlatados, avena y otros cereales, casi al mismo.tiempo mis tíos se dieron cuenta que la casa aún tenía electricidad a pesar de que el tendido eléctrico estaba en el suelo, eso les llamo la atención y comenzaron a revisarlo todo. Mi abuelo tenía un verdadero almacén de comida empacada en su casa, todas las cajas que llenaban todas las habitaciones contenían algo que seria útil en una situación como esta. Mientras revisaba la habitación del abuelo encontré un cuaderno que el había titulado. "Procedimientos de Emergencias" lo hojee brevemente y vi que explicaba todo lo que había en la casa.

Al llevárselo a mi papá y mis tíos lo vieron en silencio por un momento, sus ojos se pusieron vidriosos y sus voces se quebraron, entendieron todo y haberlo entendido en ese momento les conmovió en gran manera. Mi abuelo era lo que se conoce como un Preparador, Preaper en ingles, personas que dedican su vida y recursos en prepararse para cualquier posible desastre. Los hombres recordaron entre risas y lágrimas que el siempre les hablaba de eso, de que tenían que preparase para lo inesperado, ellos según fueron creciendo se fueron olvidado de esos consejos, al casarse y cada quien hacer su vida borraron esos recuerdos de sus mentes, pero el abuelo continuó por años planificando y preparándose.

Pero lo que mas duro les golpeó es que la relación con el llego casi el punto de la enemistad, no podían con su terquedad y sus pleitos, sin embargo en el cuaderno decía claramente que todo estaba preparado que que el y catorce personas más sobrevivieron por año y medio. Osea el sus tres hijos y sus familias, el los amaba, nos amaba a todos, incluso a pesar de mandarnos a todos al infierno en un par de ocasiones, seguía amando a su familia, no nos quedo duda de ello cuando entre las provisiones encontramos una gran cantidad de pañales desechables y suplementos para bebé, fue su ultima compra justo después de que naciera mi primo menor y antes de que un infarto fulminante acabara con él. Mi mamá y mis tías también lloraron, todos se sentían mal por la forma en que se referían a él y ahora descubren que las amaba como si fueran sus las hijas que nunca tuvo.

Les había comprado ropa, zapatos y un muchas otras cosas y las tenía guardadas para ellas y ni hablar de los nietos. Nos tomó un rato recuperarnos de ese momento, a mi lo que dolió fue que no tuve tiempo de despedirme de él lo vi un día y a la semana ya había fallecido. Y ahora no tenía la oportunidad de agradecerle por haber pensado siempre en nosotros.

El abuelo había hecho un trabajo formidable, empezando por la casa, no estaba construida con bloques de cemento, sino con hormigón armado, eso explicó porque su resistencia al terremoto estuvo al nivel de los mejores edificios de la ciudad.  Las ventajas tenían barrotes, pero aparte de eso habían unas cortinas arrollables operadas eléctricamente que en combinación con las puertas de acero, la alta pared, el alambre de trinchera y la alambrada eléctrica hacían la casa impenetrable. Tenía un sistema de inversores que almacenaba en baterías la electricidad de los paneles solares en el techo y de dos turbinas eólicas que estaban guardadas solo esperando ser instaladas, además habían dos generadores diésel y dos depósitos de combustible enterrados en el patio que según las notas del abuelo alternándolos con las demás fuentes de poder deberían durar dos años.

Y las sorpresas no se terminaban ahí, tenia una especie de cobertizo en el patio que estaba lleno de chatarra, según recordaba mi papá, pero al revisarlo descubrieron un pequeño autobús escolar, de esos de dieciséis pasajeros, lo había pintado de negro, le había puesto rejas a la ventanas, una defensa enorme y otras cosas, parecía sacado de una película, entonces se dieron cuenta que la chatarra no era chatarra, eran partes de repuesto para el autobús. Habían muchas otras cosas y todas nos ayudaron a sobrevivir durante los siguientes siete meses, siete meses que bautizaron como la locura.

Literalmente eso fue lo que le sucedió al planeta, enloqueció, primero hubieron terremotos, luego todos los volcanes del mundo, incluso algunos que estaban dormidos hicieron erupción, las cenizas volcánicas cayeron en todo el globo y nos dieron un mes de penumbra saturado de lluvias negras y tornados enormes, después llego un frente de frío ártico y todos los países tuvieron temperaturas bajo cero, nuestra ubicación cerca del Ecuador no nos impidió tener nieve como para hacer muñecos. Pero aun para esto la casa estaba preparada, tenia un sistema de calefacción por vapor, el tapizado de las paredes ocultaba material aislante y entre las cajas encontramos ropa de invierno.

Luego la nieve se derritió y dio paso a una sequía global y repentina, luego la temperatura volvió a niveles normales, pero tuvimos torrenciales lluvias y huracanes que se desplazaban al azar por todas partes, no hubo una sola nación que no recibiera por lo menos tres de estos fenómenos, también muchas enfermedades se propagaron de forma misteriosa. Mucha gente murió en esos siete meses y aún en los meses siguientes las secuelas fueron terribles, los muertos se contaban en millones.

Y entonces vino la calma, la naturaleza empezó a recuperarse y así la humanidad empezó a reconstruirse.

Cuando volvimos a un nivel de vida que podíamos llamar normal, unos cinco años después del primer terremoto, los científicos del mundo descubrieron que el planeta se había renovado, los agujeros en la capa de ozono se habían cerrado, los océanos se habían limpiado, la temperatura del planeta había vuelto a la normalidad, la contaminación estaba en su mínima expresión y la vida en los distintos ecosistemas empezó.

No tengo palabras para agradecerle a mi abuelo, sin su ayuda póstuma, no se que hubiéremos hecho durante La Locura y los dos años siguientes al desastre. Hoy la casa del abuelo sigue siendo parte de nosotros, la hemos renovado y mantenemos las provisiones al día, los científicos dicen que este fenómeno no debería repetirse sino hasta dentro de unos miles de años, no se, solo se que si pasa cualquier cosa, podemos contar con la casa del abuelo.

Comentarios

Entradas populares