Las Crónicas de Access Denied. La Sal







El pueblo de Jarabacoa, con sus hermosos atractivos, fue solo una escala hacía nuestro verdadero destino. A una hora de este lugar, en la carretera que lo conecta con Constanza, hay un discreto camino que conduce hacía La Sal.

En la intersección donde empieza ese camino se detuvo la camioneta todo terreno de cabina doble en la que viajábamos para que pudiéramos comprar provisiones de último minuto. Continuamos por aquel camino seco y polvoriento que se hacía cada vez mas difícil hasta que la tracción en las cuatro ruedas fue necesaria mientras descendíamos. Llegamos a un hermoso río, que lleva el nombre de aquel lugar, el cual atravesamos, luego el sendero se volvía fangoso y empinado hasta llegar a La Sal.

La Sal era una comunidad de agricultores a los que el departamento de foresta les compró sus terrenos plantados de plátanos para reforestar sembrando pinos, esto hizo que muchos se mudaran a Jarabacoa, dejando sus casas de madera y zinc y los remanentes de sus cultivos a merced del tiempo.
Los pocos pobladores que quedaban en aquel lugar eran en su mayoría gente de avanzada edad,  quienes nos recibieron con los brazos abiertos, nos compartieron un desayuno de víveres variados con carne secada al sol y las historias que nos habían hecho viajar hasta ese lugar.

Separada del pequeño poblado, encumbrada en una colina había una casa abandonada a la que todos temían. Los ancianos nos contaron que perteneció a un poderoso terrateniente, era literalmente el dueño de aquel paraje, se decía que su fortuna se debía a un pacto que hizo con el diablo a cambio de su alma. El hombre le dijo al diablo que le entregaría su alma el día que Rafael L Trujillo dejara la presidencia, pensó que se saldría con la suya ya que para él moriría de viajo antes de que Trujillo perdiera el poder.

Sin embargo cuando se enteró del ajusticiamiento del tirano, en el 1961, supo que no pasaría mucho antes de el diablo fuera a cobrarle, así que ideó un plan, mandó a hacer una estatua de si mismo y la puso en la entrada de la casa. Entonces cuando el diablo llegaba a cobrarse el alma del hombre, se encontraba con la estatua, discutía enfurecido con la misma y se marchaba, al no poder llevarse el alma del hombre se desquitaba con el hijo menor de este. Decían la gente que sacaba al niño volando de la casa y lo dejaba en algún bosque o monte, de donde su padre tenía que ir a buscarlo.

Esto se prolongó por un tiempo, hasta que un día el niño desapareció, esto llevó al límite a la esposa, la que llevándose los demás hijos e hijas lo abandonó, eventualmente el resto de su familia cercana también se alejo, asustados por la amenaza que se cernía sobre él, eventualmente el hombre falleció.
La gente al ver que la familia nunca regresó a reclamar las tierras y el ganado, se adueñaron de todo, excepto de la casa, porque se decía que el espíritu del hombre aún permanecía allí escondiéndose del diablo.

Muchos nos miraron con preocupación cuando les dijimos que nuestro plan era pasar la noche en aquel lugar. Nos contaron algunas historias de gente que había ido al lugar a curiosear y se habían topado con el espíritu de aquel hombre. José, el chófer del la camioneta, se quedó con nosotros todo el día mientras hacíamos fotos y disfrutábamos de la frondosa naturaleza del lugar, no siempre puedes comer plátano maduro directo de la planta, ya al atardecer nos llevó a la famosa casa.

El fue el último que nos dijo qué lo pensáramos bien, que nos estábamos metiendo en la boca del lobo. Le reafirmamos una vez mas que estaríamos bien, que en realidad le teníamos mas miedo a los vivos que a los muertos. José quedo en volver por nosotros en la mañana, el tenía que regresar a Jarabacoa antes de que anocheciera. Aprovechamos lo que quedaba de luz solar para explorar el lugar y preparar nuestro equipo.

La casa, a diferencia de las demás, tenia techo de concreto y una pared que la rodeaba, estaba dividida en dos secciones, al cruzar la destartalada puerta de barrotes se veían de inmediato un área a modo de terraza descubierta donde sobre un solido bloque se exhibía la famosa estatua del terrateniente, pudimos constar que le faltaba un ojo, que según nos contaron se lo arranco el diablo la primera vez que fue a buscar su pago por el trato que habían hecho.

Hacia la derecha había un área a modo de galpón donde se podían observar aún restos de las jaulas que el hombre tenía para sus gallos de pelea de los cuales era fanático. A la izquierda estaba la casa, un solo nivel, cuatro habitaciones y guardando la tradición de la época, una sala y comedor bastante grandes, una gran cocina y una cocina independiente del resto de la casa construida en la parte de atrás. El lugar era un desastre lleno de escombros de lo que quedo del mobiliario y de basura obviamente llevada por los curiosos que visitaban el lugar. Un detalle extraño era que en las habitaciones habían unos cuadros de cemento que sobresalían del suelo, concluimos que era para usarlos como bases para colocar colchones encima. Además en el pasillo, entre la tercera habitación y la principal había un viejo espejo de cuerpo completo, con un grueso y delicadamente tallado marco de madera empotrado en la pared.

Llevamos dos cámaras, una normal y otra con visión nocturna. También teníamos una grabadora, y unas luces que parpadeaban al sentir movimientos cercanos, rodeados de estos aparatos abrimos láminas de goma espuma sobre las que colocamos nuestros sacos de dormir.

Al caer la noche y luego de comer caminamos por el lugar grabando el siniestro aspecto que aquellos espacios de paredes desgastadas adquirían al iluminarlos con muestras linternas.
La noche se llenó de luciérnagas, canto de grillos y ranas, siseo de las hojas de los árboles al moverse con el viento, nada fuera de lo normal para un lugar cómo ese.

Esperamos, en la oscuridad, linternas y cámaras listas, por aproximadamente unas tres horas, solo murmurábamos lo necesario. Cerca de las diez escuchamos un ruido en la cocina exterior, claramente sonó como si arrastraran algo, con cautela y a oscuras avanzamos, llegamos al lugar no encontramos nada fuera de lo normal. Regresamos a la sala, esta vez ayudados por las linternas y lo que.vimos nos dejo en shock, al iluminar el lugar vimos uno de los trípodes a medio camino en dirección al suelo, algo o alguien lo había tirado solo fracciones de segundo antes de que entráramos, nos miramos con asombro mientras la piel se nos erizaba, exploramos el lugar, cámaras y machetes en mano, de nuevo confirmamos que estábamos solos, las dudas empezaron a asaltar nuestras mentes.

¿Sería posible que estuviéramos enfrentando un verdadero fenómeno paranormal? En todas nuestras aventuras en busca de lo desconocido, de una u otra forma la causa del misterio nunca fue algo venido del mas allá. Colocamos las cámaras en los trípodes, alistamos la grabadoras, también encendimos un detector KV que nunca nos había dado resultado, pero lo encendimos por si las dudas. y por ultimo activamos los sensores de movimiento. Luego tomamos cuatro barras fosforescentes y las colocamos en cada esquina de la sala, el lugar tenía tres puertas, la de entrada una que llevaba directo al patio y la que daba al comedor, el que a su ve conectada con la cocina interior, el patio y el pasillo hacia las habitaciones, demasiadas puertas, re ubicamos las cámaras de manera tal que pudiéramos cubrir la mayor cantidad de áreas que nos fuera posible.

Apagamos las linternas y esperamos, una vez mas susurrábamos, conversábamos sobre que haríamos si en verdad había un fantasma en aquel lugar, si lográbamos verlo, grabarlo en vídeo, nuestra verdadera incógnita no tenía tanto que ver con mostrar las evidencia, era mas acerca de nosotros, ¿tendríamos que admitir algo que por tanto tiempo hemos negado?

De pronto desde las habitaciones se escucho un sonido como metálico que produjo un eco inusual, apuntamos la cámara normal en dirección a la entrada del pasillo esperando que algo saliera por ahí, pero se nos enfrió el estomago al ver una sombra pasar velozmente por el hueco de la ventana del comedor, tardamos un par de segundos en reaccionar, corrimos y saltamos por el hueco hacia afuera, rodeamos rápidamente la casa sin ver absolutamente nada.

Honestamente para ese momento estábamos asustados, pero la curiosidad calaba nuestros huesos.
Por desgracia la iluminación de las barras fosforescentes no fue suficiente para que la cámara captara la sombra. Pero la cámara con visión nocturna si captó algo, la sombra cruzó veloz por la puerta de entrada de la sala rumbo al patio, no entendíamos exactamente que era lo que veíamos. Era una sombra alta, parecía una persona con dreadlogs, cubierto por algo que parecía una ¿sabana? sin brazos visibles y dónde se suponía que deberían estar sus pies había... Algo, un movimiento confuso y extraño, la cámara no lo captó bien, pero sea lo que sea, eso no daba pasos para cambiar. En ese punto, ponderamos por un momento la posibilidad de irnos y caminar los dos kilómetros que nos.separaban de La Sal. Decidimos encender la hornilla y preparar café a ver si nos aquietábamos, se lo que me dirán, que el café para nada nos relajaría, pero que querían, estábamos nerviosos.

Terminamos haciendo una mezcla.de chocolate con café que nos calló bastante bien dado el frío que hacía y sí, en lugar de tranquilizarnos obtuvimos el efecto opuesto, estábamos demasiado alertas, espesamos a envalentonarnos y a reírnos, pero la risa no duro mucho. De nuevo escuchamos un golpe como de madera en la cocina de afuera, nos separamos, Gilberto fue a la cocina mientras que yo que de en la casa.

Mi compañero gritó que había saltado por una de las ventanas y que iba  hacia las habitaciones,  cuando enfile hacía el pasillo vi la sombra asomarse y regresarse a gran velocidad, corrí hacia la habitación principal, por que era era la mas cercana a la cocina exterior pero solo me encontré con mi socio. Gilberto me dijo que vio a la sombra saltar por la ventana sin siquiera tocar los bordes, el lo siguió inmediatamente solo para verlo entrar por la de la habitación, según su perspectiva aquéllo voló de un lugar a otro. Nuestras cabezas se saturaron con todas las leyendas y mitos, que conocíamos, ahora cabía la probabilidad de que fuese una bruja, según las historias los brujos practican tres tipos de magia: la blanca que es la de sanar y hacer bien a las personas, la negra que es para hacer daño e incluso matar y la roja, que les permite usar sus artes oscuras sobre si mismas para transformarse en animales, árboles u otros objetivos y adquirir habilidades como volar.

Eso hacía que la idea de irnos hasta la sal ya no resultara tan atractiva, a nadie le gustaría ser atacado por una bruja desde el aire. Entonces pensamos en crear una zona segura, escogimos el comedor,  buscamos ramas en los alrededores y usando nuestro inseparable hilo para pescar, cubrimos lo mejor que pudimos los huecos de las ventanas y puertas, nos arrinconamos de espaldas a una pared, apagamos las cámaras y linternas para ahorrar energía y esperamos con ansias a que amaneciera, la siguiente hora fue escalofriante, todos los ruidos extraños que aquella cosa podía producir llenaron aquella casa, golpes, ecos extraños, sonidos guturales, los pequeños leds de los sensores de movimiento parpadeaban constantemente. Decidimos encender la cámara de visión nocturna y pudimos verle pasar velozmente un par de veces por las ventanas, machetes y cuchillos ya estaban listos y la hornilla de propano ya se había transformado en mini lanzallamas caceo.

Cuando pensamos que ya nada mas podría suceder aquella sombra saltó por una de las ventanas enredándose con nuestra improvisada barricada y calló frente a nosotros, los tres gritamos. Aquel ser se puso en pies y enfiló hacia el pasillo mientras que yo accionaba la llama hacia él, se enredo con la otra barricada que habíamos puesto en aquel lugar, pero siguió avanzando arrastrando las ramas, los seguimos y una vez mas desapareció, pero esta vez supimos a dónde fue.

El viejo espejo estaba movido de su lugar, al verlo mas de cerca vimos que en realidad era una puerta de metal disfrazada de espejo, una de las ramas había impedido que se cerrara, la abrimos con cautela, habían unos escalones que conducían hacia un rústico sótano, descendimos con cautela, precedidos por un par de llamaradas de propano ante las que alguien en la oscuridad respondió con.gritos de espanto, lo iluminamos, agazapado en un rincón había un hombre, su pelo era largo y estaba todo enredado, su barba y bigotes demostraban años de acumulación, estaba cubierto con una especie de poncho improvisado con tela de lona, y sus pies, al verlos entendimos porqué el confuso movimiento, estaban torcidos hacia adentro, cuando caminaba los metatarsos de sus pies chocaban, así que para evitar eso tenia que levantaros y pasarlos unos encima de del otro, era raro, era parecido al movimiento de pedalear una bicicleta. Una deformidad que parecía provocada por poliomielitis.

Le preguntamos quien era y que hacia ahí pero solo emitió algunos sonidos sin sentido, la demencia era evidente en su rostro, tratamos de mostrarle que no le haríamos daño bajando los machetes pero el lanzando gritos subió por una escalerilla, levantando una tapa salio al exterior, lo seguimos y nos encontramos en la cocina exterior, aquella tapa estaba camuflada para pasar como parte de los mosaicos del piso.

Volvimos al sótano, era un desastre, parecía mas la cueva de un animal, entre las cosas que habían tiradas vimos un vieja y desgastada foto color sepia, era el terrateniente y su familia, estaban su esposa y cinco hijos, la esposa tenía al mas pequeño en brazos y vimos que tenía la misma deformidad en los pies que el hombre que encontramos. Aquel ermitaño demente debía ser el hijo de aquel hombre, concluimos que el dueño de la casa había construido ese escondite como parte de su plan para esconderse del diablo, cuando mencionaron que el hijo.desapareció quizás fue el mismo quien lo escondió en aquel lugar y al morir sin que nadie más supiera de la existencia del sótano quedo solo todos esos años, alimentándose de los cultivos abandonados y bebiendo agua del río.

Dimos parte de lo que sucedió a las autoridades quiénes se apersonaron al sitio para darle asistencia al hombre, al cual fue necesario capturar y someter ya que no confiaba en nadie y de que a pesar la deformación en sus piernas era capaz de dar grandes saltos. Fue llevado a Jarabacoa y de allí un hospital psiquiátrico en la capital donde según supimos permanece hasta el día de hoy.

La gente de La Sal nos agradeció el haber dado fin a años de misterio e incertidumbre y por haber ayudado a que ese hombre no pasara el resto de sus días como un animal. 

Días después del incidente mientras revisábamos el material, descubrimos en una de las fotos que tomamos del sótano algo que nos impidió archivar el expediente de La Sal. En un rincón del sótano se...





























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