Viajando a lo Dominicano

-¡Ahí viene!.- Exclamó Tommy mientras ponía la visera de su gorra hacia atrás.

-Y esta llena.- Musitó Driw al colocarse sus gafas oscuras.

-Prepárense.- Agregué al tiempo en que apretaba los cordones de mis tenis.

-¡Nos fuimos! Exclamó Vincent con determinación.

Todos a una hicimos una señal con la mano lo que llamó la atención del conductor del autobús, el cobrador colgado de una puerta gritaba de manera frenética la ruta a seguir por aquel transporte. Sin pensarlo dos veces saltamos al interior del vehículo, Tommy fue el primero que logró entrar seguido por Driw, tras ellos yo, a puros empujones, logre no entrar sino quedar en un reducido espacio en los peldaños de entrada, el autobús arranca sin darle tiempo a Víncent a abordarlo.

- ¡Wey, wey, eperenme!.- Gritaba Vincent mientras corría.

-¡Aguántala!.- Gritaban a coro Tommy y Driw, al tiempo en que yo extendía mi mano a Vincent, con un poco de esfuerzo Vincent logró entrar.

- Que pela.- dijo Vincent dando un suspiro de alivio.

Esta ruta de autobuses o “Guaguas” son conocidas como “El tren”, por la forma temeraria en que los choferes conducen estos mastodontes de metal.
Conforme avanzamos el autobús se llenaba más y más con una cantidad de personas que simple y sencillamente. ¡No cabían!

- ¡Vamo a vé rueden pegaito como anoche!.- Gritaba el cobrador  en su intento por acomodar aquella marejada humana.

- ¡Hecha pá yá muchacho!.- Me decía de manera insistente una señora que ostentaba un trasero de proporciones desmesurada que obstruía el pasillo.

Tommy quien iba sentado en la esquina de un asiento o “chapa”  realizo una mueca en medio de su esfuerzo por evitar que la prominencia posterior de la doña lo arropara por completo.
Vincent sostenía un saco sucio lleno de yerbas raras que una anciana humildemente le había pedido que le aguantara por un rato, Driw por su parte era asediado corporalmente por un grupo de haitianas que llevaban bultos sobre sus cabezas y hablaban sin parar en su lengua nativa, un gallo voló hábilmente dentro de la guagua y realizó un aterrizaje sobre mi hombro.

- ¡¡Agárrame ese gallo ahí!!.- Gritó un señor desde la parte de atrás mientras la doña insistía

- ¡¡Pero muévete muchacho!!

- Pero doña ¿¡Usted no esta viendo que aquí no hay pá onde coger!? Si apenas se puede respirar.- Exclamé mientras que le propinaba un golpe al gallo que lo regreso al lado de su dueño.

El Vehículo continuó su avance acelerado, nosotros solo podíamos adecuarnos a las distintas condiciones de marcha, saltábamos a intervalos, nos mecíamos de un lado a otro en las curvas y en los rebases hasta que la guagua empezó a ventilar la gran cantidad de pasajeros que llevaba, pero no por eso nuestro viaje se hizo más cómodo, dos “elementos” (ya que había otra forma mejor de llamarlos) comenzaron a hablar de política, ambos discutían acaloradamente sobre sus preferencias hasta que un tercero intervino poniendo la discusión a punto de ebullición.

- ¡¡Son tó uno ladrone!!

- ¡¡Porque la gente de ese partido son tó un barsa de “$#%&$(/!!!

- ¡¡Mire %&$@ lo de utede e que son ladrone, son uno hijo e “”#%&$/(“=O/*- que cuando llegan al poder ná má saben coje tó pá ello!!

Y antes de que pudiéramos darnos cuenta ya todos discutían sobre el mismo tema, mientras algunos se escupían mutuamente entre amenazas otros solo reprochaban tal conducta, por suerte para nosotros llegó el momento de bajarnos.

- ¡¡Déjame!!.- Grite mientras golpeaba el techo de la guagua.

El chofer de forma brutal y salvaje freno de golpe provocando un desastre dentro del vehículo, el gallo salió volando mientras era perseguido por el saco de hierbas de la anciana, a las haitianas se les cayeron sus bultos, la señora del enorme trasero sé cayó en medio del pasillo quedando atascada entre dos asientos obligándonos esto a salir por la puerta de emergencia rn la parte de atrás.
Driw y Vincent ya habían bajado, yo aún le pagaba al cobrador cuando de repente la guagua comenzó a moverse, Tommy y yo tuvimos literalmente que saltar del autobús y casi partirnos el alma al caer, con todo esto conseguimos llegar a la universidad y quedamos de juntarnos luego de clases.

Cuando nos volvimos a ver se nos metió en la cabeza dizque ver una película en el cine de la misma universidad, grave error, la película fue bastante mala, imagínense que se puede esperar de una película con el titulo “El diablo no se baña”.Luego de salir del campus anuncié con cierto desagrado que ya pasaban de las cinco de la tarde lo que implica que el transporte estaría difícil, esperamos un largo rato a que pasara otro “Tren” pero nuestra espera fue en vano, entonces Driw hizo una sugerencia.

- Señores, tendremos que hacer escala.

- Lamentablemente parece que sí- Agregó Vincent

El hecho de tener que hacer escala implicaría tomar una guagua en la independencia, lo que apareciera, una voladora, una banderita, lo que sea, pero que nos lleve o nos deje cerca de la Duarte con París, atravesar el mar de gente que habría para esa hora y de hay una hacía nuestro barrio.
Con estos pasos bien trazados aguardamos hasta que una voladora de las que vienen de San Cristóbal hizo su aparición, aunque sabíamos que no cabríamos comenzamos a forcejear para poder entrar, esta clase de autobuses solo aceptan treinticinco personas, pero el cobrador hacía toda calce de esfuerzos por acomodar unas sesenta almas ahí dentro, además este tipo de guaguas no están diseñadas para llevar personas de pie lo que implica que hay que, si te toca, hay que jorobarse para poderse quedar adentro.
Para rematar el chofer era otro loco experto en manejo temerario, de esos que manejan con la teoría de que el otro no se va a meter en miedo y va a ceder el paso, aunque esto nos beneficio un poco ya que el llegar rápido a sus distintos destinos los pasajeros sé jondiavan (saltaban del autobus) de manera uniforme, luego de un rato conseguimos sentarnos y el cobrador inicio su labor.

-¡¡Señore vamo a recoje la ofrenda!!.- Vociferava mientras sostenía algunos billetes doblados entre los dedos de una mano a la vez que con la otra se columpiaba hábilmente entre los pasajeros al son de unas monedas que llevaba en uno de los bolsillos de su pantalón tipo “You”. 

Driw me recordó que para los estudiantes universitarios el precio del pasaje era normal e inalterable por el supuesto aumento que querían introducir algunos sindicatos de choferes, yo ya me había preparado para esto, al llegar hasta donde estabamos, le entregue el precio justo por los cuatro.

-¡¡Ehy aquí faltan má cuarto que er carajo!!.- Exclamó el cobrador.

Solo el tono de su voz fue suficiente para irritarme, así que saque el arma secreta.

-¿Es esto lo que andas buscando?.- Dije con voz desafiante mientras le mostraba mi carnet de universitario.

-¡¡Que!! ¿Me va a monta velocidad ahora?.- Agregó el cobrador.

Esto inicio una discusión enorme entre los demás estudiantes que estaban en la guagua y el cobrador, luego de un rato de insultos y malas palabras (de esas que son kilométricas y que riman unas con otras) el chofer intervino diciéndole al cobrador que dejara eso así y que terminara con su labor, al ver que la batalla estaba ganada todos los estudiantes que allí se encontraban me aplaudieron por tomar tal iniciativa, y como era de esperar mis colegas no se quedaron callados.

-¡¿Tu viste a este tipo?!, se comió al cobrador

-Ehy mano si y el cobrador se fue como un chivito y tuvo que quedase cayao.

-Señores dejense de estar hablando pluma é burro y ponganse la pila que llegamo.- Intervine poniendo fin a los disparate que intercambiaban mis compañeros.

Cuando nos bajamos de la guagua literalmente nos zambullimos en un río humano, tuvimos que utilizar todo tipo de maniobras para esquivar a las personas y los tarantines donde un grupo de buhoneros trataban de vender artículos variados, además nos fue necesario deslizarnos cual culebra entre numerosos carros a riesgo de que nos atropellaran, que en un descuido nos roben la cartera o que tumbáramos a alguna doña o un tarantín, con todo esto logramos llegar hasta la parada, donde nuestro esfuerzo pareció en vano cuando vimos que ya no cabía ni la mas mínima duda en la guagua que estaba de turno, esperamos la siguiente pero esta pasó de largo con gente hasta sentada en las ventanas con el trasero hacía fuera, la siguiente paso con el cobrador enganchado de la puerta trasera haciendo señas de que no cabía mas nadie.

-Eeee…como que vamos a tener que subir al control, a ver si tenemos mejor suerte.- Dijo Driw con aire de ironia.

-Pues Doc pongámonos en marcha.- Agregué.

Una vez mas nos internamos en aquel mar de gente, las condiciones no nos permitían avanzar con rapidez a si que nos tiramos a caminar por la calle, no habíamos dado ni seis pasos cuando Driw grito:

-¡Cuidao con el motor!!.

Voltee rapidamente y vi a Tommy convertido en un arco en medio de la maniobra que tuvo que realizar para esquivar aquel impertinente motocilcista.

-¡El diañe! ¿Viste eso?.- Exclamó Tommy con sobresalto.

A partir de ese momento caminamos en fila para evitar que dicha situación se volviera a repetir, ya casi llegando al control vimos como una guagua llegó y de inmediato fue abarrotada por un grupo de personas con actitud tipo piraña.

-¡Eh má nos vamos en la próxima que venga sea como sea!!.- Dije con determinación.

-Eso e´verda, nos vamo aunque sea arreguindao de una puerta.- Agregó Vincent.

- ¡Oye eso dique arreguindao, compai uté si habla malo!.- Exclamó Tommy en medio de una risotada.

Otra guagua hizo aparición y corrimos hacía ella, lanzé mi mochila golpeado con la misma a una señora, tras esto me lancé propinándole un golpe con el hombro a un tipo que quería entrar primero que yo, luego recogi mi mochila que yacía sobre el piso del vehículo, la señora que había golpeado se cubría el rostro con una mano mientras que con lo otra forcejeaba para poderse sentar al tiempo que lanzaba toda clase de improperios contra aquel que le había lanzado aquel objeto (ya que no vio que fui yo). Tommy, colgándose de la puerta de entrada, se balancéo hacia adentro, logrando aterrizar entre dos muchachas que conversaban de manera imparable, Driw le propinaba cuadernazos a un tipo que sujetandolo por la camisa quería impedir que entrara, Vincent por su parte sacaba provecho de sus largas piernas y avanzaba entre la gente dando grandes zancadas.

-¡Pisa en el suelo animal!!.

-¡Uté o se quita o la quito!!.

-¡Esa funda e mia!!.

Entre esta diversidad de diálogos y a base de puros empujones y arremetidas logramos entrar.

-Tamo aquí.- Dijo Vincent desde la “Chapa” en la que se había sentado.

Yo permanecía en una posición casi fetal por lo pequeño del espacio donde me senté, Tommy era exprimido por las exuberantes caderas de las jóvenes, mientras que un chorro de aire caliente proveniente del motor le calentaba la espalda, Driw llevaba la mitad del cuerpo afuera del vehículo ya que le toco ir en la puerta del mismo, el consuelo de todo esto era que ya íbamos rumbo a nuestras casas.

Un gallo, el mismo gallo, realizó un par de piruetas mientras volaba dentro de la guagua para luego aterrizar sobre mi mochila, me miro de lado y dejo un pestilente regalito sobre la misma.

-¡Pollo del aberno!.- Musite mientras terminaba de abrir la ventanilla junto a mi y lo lanzaba a la avenida.

Como aparentemente el dueño del gallo pensó que su mascota andaría por ahí yo me hice el chivo loco (papel que me sale muy bien) y me limité a contemplar el paisaje de la urbe de Santo Domingo, mientras algunos cabeceaban de forma brutal, otros comían maní comprado por el camino, yo por mi parte trataba de aceptar la idea de así sería todos los días y que esto era solo el principio de otro largo semestre en la universidad. 

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