Ayudenme, me persigue un pirata.

—¡Ahora si que no podrán decir que no! Exclamó el señor Brunsky al entrar a la comisaría.
—Digame Brunsky ¿Que le sucedió ahora? Espere, dejeme adivinar, el fantasma que lo persigue le cerró el agua mientras se duchaba. Dijo lleno de ironía el sargento Gómez.
—Burlese si quiere, pero ahora he conseguido evidencia que no podrá refutar.
—¿Y cual es esa evidencia?
—Esto, he fotografiado su reflejo. Dijo Brunsky al tiempo en que con aire misterioso ponía un sobre en el escritorio del sargento.
—Ya hemos tenido esta conversación cientos de veces y sea lo que sea que haya en ese sobre, no nos hará ir a su casa a arrestar a un fantasma.

En esto el oficial Martínez, quién solo llevaba tres semanas en servicio y había estado siguiendo la conversación de lejos se acercó.

—¿Algo en lo que pueda ayudar sargento?
—Martínez este es el señor Brunsky, un respetable miembro de nuestra pacífica comunidad.

El oficial Martínez estrecho la mano de Brunsky, de inmediato la noto temblorosa y fría.

—El señor Brunsky lleva...¿Cuanto tiempo?
—Un año, tres meses y veintiséis dias. Respondió Brunsky un tanto mas alterado.
—Eso, lleva ese tiempo diciendo que el fantasma de un pirata lo persigue y molesta y nos ha pedido en varias ocasiones que vayamos y lo arrestemos. ¿Martinez en que parte del reglamento esta el proceso para arrestar un fantasma?

Martínez se sonríe.

—Bueno sargento, no existe tal procedimiento.
—Lo ve Brunsky, los problemas "sobrenaturales" no son asuntos de la policía, le sugiero que vaya a donde el pastor del pueblo.
—Es que tienen que ser ustedes porque él le tiene miedo a los uniformados.
—Ya fuimos en dos ocaciones a su casa y amenazamos a su fantasma para que no lo molestara.
—Y se fue, pero al poco tiempo regresó. Es que para que funcione tienen que creer que el es real, por eso les traje evidencias.

El sargento sacó la foto del sobre y la examinó por un momento.

—Yo solo veo la imagen de un piso rayado o muy sucio.
—La retoqué cambiando el contraste para que se vea mejor, es su cara, esta reflejada en el piso.
—Brunsky, estoy apunto de llamar a los del loquero para que se lo lleven. ¿Cuantas veces le tengo que decir que los fantasmas no existen? La soledad lo está afectando. ¿Porque no se consigue un perro?
—Ya tuve dos, el primero huyo de casa la semana pasada y el anterior saltó de mi auto en movimiento y desapareció en el bosque.
—Bien sargento si me lo permite le haré una visita al señor, solo para asegurarme de que todo este bien.
—¿Seguro que quiere ir Martínez?
—Si usted me lo permite y si con eso el señor Brunsky se siente mas tranquilo.
—Muchas gracias oficial, de verdad se lo agradezco.
—Adelantese Brunsky, le alcanzo en un momento.

Brunsky desapareció a través del vestíbulo dejando a ambos oficiales solos.

—¿En serio quieres ir?
— Si con eso nos lo quitamos de encima.

Martínez observó la foto sobre el escritorio del sargento.

—Este...¿Eso de ahí no parecen unos bigotes?


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