GT

Fue el concesionario y compró el auto que llevaba un tiempo buscando. Así empezó aquel fin de semana largo, pasó por su casa y mostró a sus padres el vehiculo, para luego dejarles saber el recorrido que haría. Su intención era estrenar su auto haciendo turismo interno por las provincias del país que aún no conocía. Se alistó, tomo su equipaje y agarró carretera.

Disfrutaba del momento, el aroma a auto nuevo, el rodaje suave como seda, el cielo azul y sin nubes, su música favorita de fondo y la compañía de la soledad, todo era exactamente como se lo había imaginado, guiado por el GPS hizo su primera parada, era un pueblecito en el que no pensó en quedarse mucho tiempo, mientras comía algo, escuchó a otros viajeros comentar algo acerca de tomar una carretera vieja para hacer su recorrido más interesante, revisó el mapa en su móvil y efectivamente había una carretera que podía llevarle a su siguiente destino, por defecto la app de navegación había descartado ese camino, el manualmente trazó la ruta pero la app volvió a cambiarla, volvió a ajustarla y pasó lo mismo.

Decidió seguir a la antigua, se orientó solo viendo el mapa y haciendo un desvío tomo la carretera vieja. Hacia cuarenta años que había sido sustituida por una nueva y más amplia vía, la yerba había crecido a los lados, tenía baches y grietas, nada del otro mundo, avanzó mientras veía el paisaje a su alrededor, era de hermosas colinas y tupida vegetación, empezaba a alegrarse de su decisión, mientras caía la tarde empezó a llover, era lo que le faltaba, le gustaba escuchar la lluvia caer en el techo mientras manejaba, al llegar la noche empezó a preguntarse qué tanto faltaba para llegar a su destino, de pronto vió unas luces adelante, había un auto detenido justo en medio de la nada, lo más extraño es que las puertas estaban abiertas, se veía vapor salir del escape. De inmediato sospechó que se trataba de un asalto, estaba solo en una vieja carretera sin nadie a su alrededor. Grave error, pensó
Retrocedió rápidamente dio la vuelta U y piso el acelerador a fondo, solo quería regresar a la vía principal.

Pasaron unos quince minutos de manejo acelerado cuando notó las luces traseras de un vehículo, ya debía estar llegando a la intersección. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda al ver que se trataba del mismo auto que había dejado atrás, era la misma escena, luces entendidas, puertas abiertas, vapor saliendo del escape. Repitió la misma maniobra de escape, esta vez con más rapidez, manejaba más nervioso que antes, cosa poco prudente en una noche lluviosa, pero en aquel momento la seguridad era lo que menos le preocupaba. Tras unos cuantos minutos empezó a ver de nuevo las luces traseras de un auto, el auto derrapó con furia cuando hundió el pie en el freno.

No podía ser, lo que veía no podía ser posible, apagó las luces y avanzo con lentitud, era el mismo vehículo, se orilló a cierta distancia, apagó el auto y tomando la llave de ruedas del maletero decidió acercarse caminando con cautela, el sonido de la lluvia y la marcha a ralentí del auto ocultaron el de sus pasos, se agacho por detrás, lentamente se fue asomando por el cristal trasero, no había nadie dentro, miró alrededor, sin ver a nadie. Saludó en voz alta un par de veces mientras se acercaba a la puerta del conductor, la radio estaba encendida pero solo se escuchaba estática, en el interior había una asiento de bebe y un bolso de viaje entreabierto, miró más adelante y noto algo, pero las luces del auto no alcanzaban a iluminarlo por completo.

Avanzó y el miedo le fue invadiendo lentamente, ante sus ojos habían decenas de otros autos cubriendo ambos carriles de la carretera, se veía que llevaban tiempo ahí, todos tenían las puertas abiertas, las pertenencias de los ocupantes aún estaban dentro. Juntó valor suficiente y ayudado por el flash de su celular decidió avanzar entre estos y ver que había al inicio de ese embotellamiento. Según iba avanzando veía que los modelos de los autos eran cada vez más y más viejos, cuando por fin llegó al inicio había un espacio sin autos y más adelante un viejo Montecarlo negro, este no tenía las puertas abiertas, avanzó para verlo mejor y descubrió frente a este una osamenta, pareciera que el auto había atropellado a esa persona, era un hombre, había debajo del cráneo un sombrero y a un par de metros de ahí un bastón, inspeccionó dentro del auto y descubrió otra osamenta, era el conductor, estaba apoyada sobre el volante, al parecer ambos murieron en el mismo instante, aunque no entendió como murió el conductor.

Ni tampoco entendía donde habían ido las personas de los otros autos, estaba aterrado pero quería respuestas. Trató de abrir la puerta del auto para buscar alguna documentación o cualquier cosa que le diera un indicio, de pronto la osamenta se volteó en dirección a él. Lanzó un grito y cayó de espaldas mientras retrocedía sobre el pavimento, aquel cráneo seco se quedó mirándole con cuencas vacías, sin ojos parecía analizarlo, contemplarlo con cierto beneplácito.

Se incorporó y hecho a correr de regreso a su auto, el camino parecía más largo de lo que recordaba, solo ansiaba llegar, daba fugaces vistazos hacia atrás solo para asegurarse de que no lo estuvieran siguiendo. Por fin regresó a donde había empezado solo para ver como el auto que había encontrado se movía lentamente sin conductor hasta llegar al embotellamiento, entonces las luces se apagaron y luego de unos segundos el motor.

Volvió a dar un grito y corrió velozmente hasta su auto. Arrancó el motor y se dio vuelta, no analizó ni pensó solo dio la vuelta en U y acelero, su manejo temerario logró dominar sin problemas las tres primeras curvas pero no así la cuarta en la que perdió el control y se salió de la carretera, solo vio maleza y vegetación estrellarse contra el cristal, sintió que el auto dio vueltas, no se acuerda cuantas por que perdió el conocimiento antes de que se detuviera.

El calor y la luz del sol, le regresaron a la realidad, aún confundido escucho golpes y voces, escuchó un sonido de metal crujiendo y luego vió dos rostros borrosos, sintió que le levantaban y llevaban flotando, divarió por un rato más hasta que se percató de que estaba siendo atendido por unos paramédicos, vió la patrulla de caminos y algunos curiosos.

Le contaron que al perder el control cayó por la ladera de la montaña,  que aunque tuviera múltiples fracturas era un milagro que estuviera vivo. El relató brevemente lo sucedido, pero ellos atribuyeron su historia al estado de conmoción en que se encontraba. Los de la patrulla de caminos a petición de él recorrieron la vieja carretera sin encontrar algo inusual.

Cuando se recuperó lo primero que hizo fue investigar incidentes relacionados a la zona, nada se parecía a lo que había vivido, pero si encontró muchos reportes de viajeros desaparecidos...

Ahora solo esperaba que el seguro le reemplazara el auto.

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